domingo, 28 de agosto de 2011

Denotación y Connotación: Consolidando el concepto.


Ya que llevamos cuatro años dándole vueltas a la misma imaginería de siempre para explicar la enorme pero a la par compleja y hermosa diferencia entre denotación y connotación, este año vamos a optar por variar un poco de registro. Porque no todo tiene que ser siempre un lazo, una pancarta o un cartel. El simpar abismo conceptual que separa ambos términos puede ilustrarse de muchas y muy diversas formas. Por ejemplo:




Esto que veis aquí es un fantasma. Pequeñito, con cara de no haber roto un plato, pero fantasma al fin y al cabo. Un ser ectoplásmico, un espíritu atrapado entre dos mundos. Entre dos planos astrales. Un simulacro de Patrick Swayze asabanado y encadenado cual Jacobo Marley a los pecados de su vida. No existe un contexto en el que ubicarlo. Puede ser bueno o malo. Puede ser el protagonista de un relato alegre o tétrico . Nada en la imagen connota algo más allá de lo obvio. Se trata, pues, de una ilustración denotativa. Está el fantasma, y nada más. Pero, ¿podemos convertir a Miguelín el Fantasma en algo un poco más connotativo?



¿Véis? Ahora, situado en un contexto, el fantasma Miguelín deja de ser un fantasma sin función alguna, a connotar un significado en concreto. No está ahí por placer, por gusto, o porque se aburría en su condenación eterna, no. Está ahí para simbolizar que no sólo los humanos podemos ser “fantasmas” ... en el sentido más presuntuoso y cargante de la palabra.

4 años con la cantinela. Ya podríais llevarla bien aprendida, ¿no? Pues ale, os dejamos con este dibujo, ganador del segundo premio del Primer Certamen de Cómic de la Villa de La Orotava, que nosotros tenemos que ir a connotar el cuarto de siglo de Entiman. A soplar sus velas connotativas. Ya hay algunas que lo andan celebrando de manera excelsa, como debe ser.