viernes, 7 de noviembre de 2008

Entimani a la Milanesa: Lunedi lavoro




Son las 7: 26 del sábado 11 de octubre. Locke y Matías miran la pantalla de la televisión, donde está conectada perpetuamente la Wii. La verdad que han pasado tantas cosas desde la última vez que escribí desde Milano que no podría organizarlo como los dos anteriores, porque hemos tenido días de total tranquilidad y otros asquerosamente agobiantes (aunque tampoco demasiado, tampoco os creáis que estamos trabajando y ese tipo de cosas desagradables). En lugar de eso, de narrar qué ha pasado cada día, iré señalando las cosas más destacables de estos 9 giorni.


Locke andaba desesperado por encontrar una pelota, ya que necesitaba hacer algo de ejercicio y el gimnasio “La Palestra” de Desio sale un ojo de la cara y pide hasta el carné de los abuelos para inscribirse. Buscamos en Milán, en las galerías y alrededores (muy lamentable vernos buscar una pelota de fútbol en “La Renaiscente”, el centro comercial más “cool” y “a la moda” que jamás se ha visto). Después de mucho buscar, nada encontramos y cogemos el tren de nuevo a Desio. Pero, como el destino nos quiere (y a Locke le tiene especial cariño), conseguimos en una tiendecita de “plásticos” (…) una pelota barata y potable, aunque pelín ligera. La mínima patada provoca en ella un efecto imprevisible. ¿Cómo? ¿Qué esto ya lo he contado? Bien, pero es que esto nos lleva al siguiente punto…


Al jugar como borricos al fútbol durante un par de días hasta la noche, servidor cogió frío y, al ser uno débil de la garganta (no lo suficiente para considerarlo un punto débil, buitres que estáis atentos para dar un golpe de estado en Las Entidades’ Universe), pues le comenzó a doler como si le clavaran cientos de agujas oxidadas candentes en ella. Esto provocó que tuviera que durante el fin de semana pasado apenas saliera del piso para no coger frío, y con ello perderse un domingo en el que los asquerosos estos fueron a Monza, alquilaron unas bicis, recorrieron su gigantesco parque, entraron en el famoso circuito y cenaron carne, algo que apenas hemos catado. Mientras yo me hacía un arroz horrible (por como me salió, no porque lo sea) con huevos fritos, escribía y dibujaba. Lo bueno es que con ese día de reposo conseguí mejorar bastante de lo mío.


Al día siguiente me resarcí y fuimos los tres a casa de los padrinos de Matías, donde pasamos la tarde, Locke vuelve a apalizar a Alessio, y cenamos arroz con salchichas, y tiramisú de postre. Poco a poco, mi garganta ha vuelto a ser lo que era, gracias en gran parte a las pastillas que me prestó la “padrina” de mi compi.


Otro gran punto de la semana fue resolver dos incógnitas que todavía no habíamos resuelto. Dos misiones a cumplir que aún estaban en pendientes. Después de intentar localizarlo durante días, quedamos con Danielle (personaje conocido en la primera entrega de esta saga de nueve meses) para que nos ayudara con el banco, ya que tanto Locke como yo necesitábamos abrir cuenta aquí. Después de pasar cerca de una hora sentados y firmando papeles escritos en una perfecta letra pequeña e italiana, salimos con una nueva tarjeta en mano, y nos dirigimos a ver nuestro futuro piso, en Seregno. ¿Cómo sabemos que será ya nuestro futuro piso y no el de Desio? Bien, abremos paréntesis.


Dos días atrás, nuestro mayor (a la par que endiabladamente lento) casero nos avisó de que al día siguiente vendrían a ver el piso unos futuros compradores. Estarían en casa en torno a las 3, lo cual nos coartaba bastante, porque ese día pensábamos ir a Brera, a las presentaciones de asignaturas, y el tener que estar a las 3 en Desio implicaba no perder bajo ningún concepto los trenes e intentar llegar con tiempo suficiente para darle un repasito al piso. Justo ese día pretendíamos probar el tranvía, directo desde Desio a Milán…o eso decían. El día ya comenzó torcido, porque nos levantamos una hora más tarde de lo previsto…y no sigue mejor, ya que tardamos en torno a hora y media en llegar al centro de Milano. Recordemos que con el tren estábamos en Brera en poco menos de 40 minutos, así que descartado por completo el tranvía (que en realidad eran dos, ya que el primero no llegaba directamente a la capital) para el futuro. Vemos un poco de la única presentación que queda (de escenografía, que no pinta mal), y hablamos al fin con Elisabetta, quien nos ayuda con todo lo posible e imposible, en un perfecto castellano (mejor incluso que el nuestro, incredibile). Visto que poco más podemos hacer, pillamos el tren y llegamos a casa a las 14: 30. Comenzamos a adecentar la cochiquera, pasamos la aspiradora, escondemos la Wii, el disco duro y los portátiles, hacemos las camas…queda todo tan ordenado que no parece que hayamos vivido aquí. Pero…el señor se retrasa, así que decidimos comer. Cerca de las tres y media, el casero llega con otros dos individuos, uno de ellos emperchado como si de un miembro de la “famiglia” se tratase (capisci?) y comienza la revisión militar. Entran en cada habitación y se paran a hablar entre ellos en todas. Al final, el casero sale con cara de satisfacción, pero no sabemos si porque ve que el piso no ha sido incendiado (o eso cree), o porque ha cerrado el negocio de la sua vita. Ya solucionado el trámite, comemos aliviados.


Cerramos paréntesis.


Al fin, después de tanto oír hablar de él y tantas dudas que generaba, vemos la que será nuestra vivienda definitiva en Seregno. Un pisito que todavía está por amueblar, pero que es más grande que el actual, y con dos balcones. La zona es tranquila, aunque nos sigue gustando más Desio. Eso sí, el piso, a falta de que pongan la cama matrimonial donde intimaremos, es una pasada.


Arreglamos lo del bono transporte para estudiantes (para el cual me hago una foto carnet en la que parezco un psicópata, como suele pasar con las foto tessera) y asistimos a unas cuantas presentaciones más (todas de escenografía, la asignatura estrella de la academia) HOY. En sábado. Porque esa es otra. Aquí se puede currar hasta los sábados e, ironías del destino, ha sido en sábado cuando más hemos madrugado (a las 7 y cuarto en punto). Me caigo jugando al fútbol y me hago una herida en la mano (en la izquierda, aleluya…llega a ser en la derecha y me convertiría en un auténtico inútil (sí, más todavía…unbelievable) que es más molesta que otra cosa, porque es diminuta. Nuestra vecina rumana (que no romana) la desinfecta y mi partida de fútbol acaba antes de tiempo. Pero hoy me he resarcido por segunda vez en una semana y he podido pegar un par de patadas al juego de invención propia ténbol (mezclas tenis, fútbol y aburrimiento y tacháaan), esta vez sin caerme. He pillado cómics (nada espectacular, ya hablaré de cómics y su forma de publicarlos aquí otro día, que tiene tela la cosa), hemos hecho otra supercompra en el esselunga, hemos comprobado gracias a la universidad católica que Dios no suele premiar a sus fieles con las belleza, y el domingo fuimos a Gar


Ah, no, que me adelanto otra vez. Eso no tocaba hoy.


Canción de la semana: varias y diversas: “Sweet about me”, de Gabriella Cilmi (más bien nuestra propia versión), “Il Mio Pensiero” de Ligabue (italiano, todo un hombre del Renacimiento, y al que Matías adora), “Miguel Ángel” de los Gandules, “Vagabundo” de Pedro Junco o “Brighton Port Authority” de Toe Jam (canción alegre y sandunguera, con un vídeo muy original y “censurado”) han sido las más escuchadas/tarareadas/destrozadas por nosotros.


Serie de la semana: Pushing Daisies…pero también hablaremos de ella en su momento, que no se merece sólo una pequeña reseña.


Programa de la semana: “La Talpa”, una especie de reality a lo “Supervivientes”, con unos “supermodelos” encerrados en una isla y sometidos a pruebas físicas, con la puntualización de que uno de ellos los saboteará desde dentro. No sería ni mucho menos un programa digno de verse…si no hubiera sido porque salió todo mal: nadie superaba las pruebas, las presentadoras discutían en directo, los ordenadores no funcionaban, el realizador estaba dormido, una quiso dejarlo (y con ella otros dos). Una auténtica debacle. Esperamos al siguiente. Si es igual que el primero, nos tiene ganados.


Son las 8: 42 de la noche del lunes. Locke está viciándose al Wii Sports mientras Matías le convence para que lo deje y poner otro. Llevamos dos días de puro infarto, SOBRE TODO el domingo.


Pero eso otro día, que ya se hace tarde. Ci vediamo ragazzi!



4 comentarios:

Chacal dijo...

Je, je, que bien lo pasais.:)

Muy interesante (y pormenorizada) crónica.:)

- YOGUR - dijo...

Esta 'telenovelli' por entregas me está gustando bastante... Y con aparición estelar de la mafia compra pisos y todo... ¡Mamma mia! O_O

Una abrazo, Entiman!

PD: Cuando la veas, saluda a Rafaella Carrá de mi parte XD

Yeray García dijo...

Parece que lo estan pasando en grande por esos lares...

Que buena que es Pushing Daisies, por favor ;). Estoy enamorado de su protagonista Anna Friel.

Nos leemos!

P.D.: AntiEnti, se te ha comido la lengua el gato?
P.D.: Mucho tiempo sin comentar, no tengo perdon.

Locke dijo...

Ya estoy en casa chicos :D. Todo bien por aqui, mas o menos como lo deje. Me toi hartando a comer bien, q ya tocaba. Quizas me lleve un chorizo para alla.
Ah,y ahora ya se que le pasa a la ps3. No es el cable el problema. El problema es que esta internamente configurada para q funcione por HDMI. Necesito conectarla a una tele grande con HDMI y cambiar la configuracion a RCA. Quizas los padrinos de matias nos podrian hacer el favor...ve dejandoselo caer xD.

Nos vemos el martes, perras