miércoles, 26 de noviembre de 2008

Vida en polvo: brisa invernal.

Cogieron a Toby una fría tarde de otoño. Las hojas secas de los árboles bailaban con el viento, y algunas hermanas mías les acompañaban. Es algo habitual de las de mi especie, el dejarse llevar. Para mí no. No señor, yo quería controlar mi destino paso a paso, y tener la opción de equivocarme por elección propia. Eso de ser una simple pelusa barrida por la brisa no va conmigo. En ese momento todavía no controlaba mi cuerpo, y por más que quería, no podía desengancharme de la nuca de mi compañero de viaje. Viéndolo ahora con perspectiva, de haber podido soltarme creo que igualmente no lo habría hecho. Todo sería muy diferente ahora.

Después de pasar horas en un furgón lleno de otros perros menos amistosos y motas de polvo que simplemente ensuciaban, llegamos a una silenciosa perrera, muy pequeña, con un cartel deprimente a la entrada en el que nunca supe qué había escrito, ya que por entonces todavía no sabía leer. De todas formas, todos se referían a ese lugar como “el matadero”, y aunque no fuera su verdadero nombre, siempre lo he recordado así. Los perros se ladraban entre ellos asustados pero al mismo tiempo resignados, como si asumieran que después de esto ya no habrían más huesos que roer.

En ese tiempo pude conocer mejor a Toby. A pesar de parecer un perro despierto y jovial, ya era mayor y había vivido una vida más que completa. Tuvo un amo que lo cuidó, que lo quiso hasta el último día de su vida. Él siempre lloraba al hablar de su antiguo dueño, se conocieron cuando ambos estaban solos y necesitaban simplemente compañía. Envejecieron juntos y Toby jamás había conocido otra cosa que no fueran sus manos suaves, su voz cariñosa y los pies de su cama, en la que siempre durmió plácidamente. Al igual que yo, nunca conoció a sus padres, y se vio de repente en la calle, sin más experiencia que la obligación de ser avispado. Al morir su dueño, Toby volvió a quedar sólo en el mundo, pero no a mi manera, sino con un camino ya recorrido a sus espaldas. Me propuse que, si alguna vez salía de allí, quería disfrutar de lo mismo que mi compañero había tenido: alguien con el que pasar los días en buena compañía, y que me hiciera parecer la vida más fácil, aunque realmente no lo fuera. Y si no, al menos pasarlo bien los pocos días que uno ronda entre corrientes de aire.

Toby me dejó una triste mañana de invierno. Los mismos que le negaron la comida se llevaron su cuerpo ese día, para enterrarlo en el patio trasero. Si no era su verdadero nombre, al menos el apodo del “matadero” era bien merecido. Nunca la navidad me pareció tan triste como aquella.

En el tiempo pasado en la perrera crecí, aprendí a controlar lo que mi “cuerpo” podía hacer y decidí irme de aquel sitio frío y deprimente para jamás volver. Esas navidades las pasé sólo. Conocí a muchas otras motas, pero eran simplemente…grises, aburridas, sin sustancia. Hasta el día de fin de año. Todo el mundo iba a reunirse en el nuevo vertedero, era el sitio de moda. Después de esa ocasión aprendí a no pasar nunca más por los sitios de moda: lugares sosos, llenos de gente aún más sosa. Malgasté la tarde en una esquina, solo. Cuando estaba a punto de agarrar la primera corriente nocturna y cambiar de aires, una voz femenina a mi espalda me sorprendió.

- Tienes cara de Jimmy.

Me di la vuelta. A pesar de lo difícil que es reconocerlas (al menos a las de nuestra especie), era una chica, algo más mayor que yo. Algo me resultaba familiar en ella, hasta que de repente caí. Y con un hilillo de voz le dije:

- ¿Mamá?


5 comentarios:

Dark Phoenix dijo...

PRIME!!

Nunca me hubiera imaginado que las motas de polvo tenían tal riqueza y vida interior... ahora me dará pena limpiar el polvo de mi habitación.

Qué creéis que dirá mi madre si le digo que no pienso volver a limpiar nunca más mi habitación?? es que sería asesinato...

Gaby dijo...

Aaaaaaaaa que pena me a dado el perrito amigo de Jimmy. :(
Que horrible que su vida terminara de esa manera.
Y en cuanto a Jimmy... Yo tampoco pienso volver a limpiar mi recamara nunca más.

Yeray García dijo...

PEOR NO ME DEJÉIS ASÍ!!!

Habrá que esperar mucho para continuar la historia?

Es que creo que me van a faltar uñas.

Nos leemos!

P.D.: Creo que tengo nueva sección favorita! ;)

Panmios dijo...

¿Cómo?¿Qué hasta ahora lo barríais?Yo ya tengo mi montoncito de polvo acumulado y espero con impaciencia el día que cobre vida.

Anónimo dijo...

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