lunes, 10 de noviembre de 2008

Entimani a la Milanesa: trè giorni di stress.


Las 15 y 12 en la embajada italiana de la Entisede. Es viernes 17 de octubre. La tele, la Wii y el disco duro externo están apagados. Matías ve vídeos en Youtube cuando la conexión le deja. Locke intenta desesperadamente que Internet no le abandone, y Entiman…pues ya veis, sentado en mi cama, con el portátil en las rodillas…y quema.


Hoy vamos a centrarnos en tres días concretos de esta estancia. Los que probablemente hayan sido los más ajetreados y movidos de las tres semanas que llevamos aquí. Empezamos por la Domenica (“la dominga” en castizo).



Foto para Entigirl. Again, ella sabe la causa ;)


El domingo 12 de octubre. ¿Un domingo? ¿Cómo puede ser un domingo movido? Si es el día del señor (del que sea), no se puede trabajar ese día. Y muy cierto. No trabajamos. No dimos un palo al agua (¿y la noticia es…?)… pero ha sido con diferencia el día milanés más estresante de la historia de nuestra humanidad. Por primera vez en la historia de una Entidad (redoble, por favor…con la boca, por supuesto, no esperamos menos), me desperté un domingo a las 6 de la mañana. Lo vuelvo a escribir porque parece un error del corrector del Word (y ni ganas de que aparezca ese odioso clip sabelotodo al que dan ganas de retorcer y retorcer, diciendo algún prepotente e inútil consejo del estilo “¿Tiene el PC encendido?”): a las f*ck*ng 6 de la mañana. Nos despegamos las sábanas, desayunamos en plan rápido y pillamos en tren a Porta Garibaldi, Milano. Y otro hito histórico: por primera vez desde que moramos quì nos han pedido los billetes en el tren. ¿El problema? Que llevábamos una semana viajando con los ya archiconocidos “billetes mágicos”. Unos billetes comprados en Seregno y que, al “validarlos” no quedaron marcados por un error de la máquina. Así pues no tenían nada que dijera qué día habían sido comprados, con lo que los usamos indefinidamente y eternamente…hasta que nos pillaron. Locke se hizo en “español, inmigrante innorante” y nos libramos de la multa, en parte por sus dotes interpretativas, en parte porque el revisor estaba de buenas. Llegamos al fin a Porta Garibaldi…y ahí preguntamos cuanto sale el viaje para…Venezia. No, no, tranquilos, que no os entre la odiosa y corrosiva envidia todavía. No pensábamos ir a la ciudad de los canales (aunque en breve lo haremos), sino bajarnos en una de las paradas del trayecto. Concretamente en Peschiera del Garda, donde un autobús gratuito nos llevaría a “Gardaland”, el mayor parque de atracciones de Italia, que este mes celebra Halloween y todo su ambiente gira en torno al tema. Compramos billete de ida y vuelta (en torno a 46 euros los tres…tampoco está mal, ¿verdad?), y durante la hora y media que tarda il treno in arrivare jugamos a las cartas.


Entre parada y parada


Llegamos a Garda a las 10 y media pasadas. De allí cogemos el bus gratuito que sale cada media hora hacia el parque, y transcurrido ese tiempo, estamos allí. 35 eurazos y ya podemos montarnos en lo que nos apetezca. Vamos a la zona de “Pura Adrenalina” y nos gozamos en torno a tres horas y pico de cola entre “Blue Tornado” y “Mamut”. La primera acongoja, la segunda mola, pero no tanto como para esperar 2 horas y media para subirte a ella. Menos mal que mientras esperábamos, jugábamos a “Adivina la persona” y nos comíamos nuestros respectivos bocatas de prosciutto crudo (muy similar al serrano) y Philadelphia (maldito vicio). Así pasó el día: rápidos, caída libre, fotos, montañas rusas que se ponen totalmente boca abajo, otras montañas rusas, y más y más… Así hasta las seis de la tarde, hora en la que sale el último bus gratuito hacia la parada de tren, por lo que corremos como perras para llegar, ya que a las seis menos cinco estamos en la otra punta del parque. Con veinte kilos menos y sudando como pollos nos sentamos a esperar en tren para Milano. Y una vez allí, la incógnita: no hay trenes que vayan a Desio ya, a esta hora. Así que debemos coger uno que nos lleve a Monza, y de ahí otro que pase por nuestro pueblito. Muertos, sudados, cansados, hambrientos, apestosos…así llegamos al piso, pero sobre todo…tarde. Muy tarde. Y mañana es el primer día de clase. Es tocar il letto y dormimos como angelitos.


El bar de enfrente


Lunes. 6 y media de la mañana. Cuesta horrores abrir los párpados. Cuesta más aun moverse. Nos arrastramos a la ducha (de uno en uno, por favor), medio desayunamos y vamos a Brera, a nuestro primer día. Llegamos a las 8, puntuales, la hora a la que dice el horario que comienzan las clases, pero la profesora no se digna a aparecer hasta las nueve y media largas. Parece interesante la nueva asignatura, un enfoque diferente a lo habitual en Anatomía Artística. No sabemos que haremos, porque nos coincide con otras, y parece que además los horarios son bastante provisionales. Es decir, que por mucho que intentemos planificarnos, va a ser bastante inútil. Sobre las 12 nos vamos yendo de la facultad y vamos a casa, a dormir u ratito. Comemos y jugamos al jurgol (mejor dicho, ténbol).

El día siguiente vamos a otra clase, pero estamos igual. Todas las asignaturas coinciden y no nos enteramos de nada de nada. Así que decidimos salir y hacer algo productivo. Buscamos la sede de “Relaciones Internacionales” de la Universidad Católica, y allí nos hacemos, digamos oficiosamente, miembros Erasmus. Con una tarjeta ESN que nos dan y 5 euros que pagamos nosotros tenemos descuentos en …algún sitio, nos informan de fiestas, bacanales, citas, reuniones, de viajes, de salidas culturales, etc etc. Después de la gloriosa pateada que nos hemos gozado, nos encaminamos (en metro) a Zappa, la vertiente informática de Brera. Es-pe-luz-nan-te. La casa del terror señoras y –es. Provoca un decaimiento de ánimo nada más entrar. Tanto es así que conseguimos la información necesaria per noi y nos vamos corriendo de ahí. Entramos en un blockbuster, y después, lo mejor del día: una pizza de almuerzo, más bebida y postre por seis euros en un piccolo restaurante de la zona. Perfecta comida italiana servida por asiáticos, muy simpáticos y veloces al servir. Vamos a tener que venir a Zappa, sip. Ha ganado puntos.


El resto de días….pues comienzan a perderse en la monotonía del comienzo de curso, así que, a partir de ¡ahora!, estos boletines informativos serán más espaciados y centrados en cosas veramente importantes, que no es cuestión tampoco de aburriros contándoos qué comimos ayer o si los zapatos me quedan apretados. Sé que no os quejaréis, porque sois entifans fieles y leales, pero ya es hora de volver a nuestra irregular normalidad.


Serie de la Semana: La tercera temporada de Héroes, cuyo comienzo va in crescendo en cuanto a calidad (los cáp. 4, 5 y 6 han subido muy mucho el nivel), y el descubrimiento por parte de Locke de nuestro querido catódico psycho- killer Dexter, del que anda visionando los primeros episodios.


Momento de la semana: Entiman y Locke montando en tándem por el parque de Monza el domingo 19. Romántico y bucólico al mismo tiempo.


Frase de la semana: “Internet es una puta”, de Locke, expresando su frustración por no poder conectarse a una línea decente.


Son las 14:21 del lunes 20 de octubre. Matías está tumbado en el sillón viendo One Piece en italiano y Locke en su cama con su portátil. Las clases van avanzando poco a poco, y todo se va despejando. En 5 días diremos adiós al piso, al casero, a Desio y a Casper, y diremos “hola” a Seregno. Hoy…comeremos spaghettis. Ci vediamo ragazzi, buona giornata!



2 comentarios:

- YOGUR - dijo...

Endeluegoquestrés XD Acabar deslomaos tras haberse divertido en un parque de atracciones no es mala manera de cansarse, peor es tener que descargar ruedas de caminones... (Y lo digo por experiencia)

Ya nos pondrás al día sobre esas clases coincidentes en horarios que tenéis. Un abrazo de los gordos ;P

Panmios dijo...

Peor forma de cansarse es descargar leña y troncos para el frío y duro invierno.

Que triste es volver a las clases y la rutina.....