viernes, 6 de febrero de 2009

Yo Decido Mi Propia Suerte: Cara

Probamos suerte de nuevo. Volvemos a lanzar y ... cara.

“¿Qué tal un truco de magia?”, por Las Entidades.

Aceptar la misión de revitalizar una franquicia más que muerta siempre es un enorme riesgo. Pueden darse varias opciones: que la franquicia siga muerta a pesar de intentarlo con ganas (Superman Returns), que triunfe y vuelva a ponerse de moda (las que menos), o que deje a todo el mundo indiferente, pero llame la atención lo justo para tener una continuidad.

Esto último fue lo ocurrido con “Batman Begins”. Una cinta que debía ser uno de los taquillazos del 2005, pero que, a pesar de serlo, no terminó de triunfar tanto como sus productores esperaban. Aún así (o quizás por ello) la crítica la respaldó y la colocó como una de las mejores adaptaciones de un tebeo jamás habidas, no ya por su fidelidad, sino por su calidad como película, especialmente en su primera mitad. Por otra parte, Christopher Nolan tiene planes muy definidos que poco tienen que ver con taquilla y crítica y más con su visión del cine y los temas que quiere tratar. En su cabeza, su historia con el murciélago iba a conllevar más de un film, en concreto una épica aventura con forma de trilogía, dividida de manera clara en principio, nudo y desenlace. Junto a su hermano, Jonathan Nolan, y el guionista friki por excelencia, David S. Goyer, ya habían ideado a grandes rasgos lo que sería su visión cinematográfica del Señor de la Noche. Y sabían que Begins sólo sentaba las bases de algo más grande, algo que aún estaba por llegar. 

Como bien reza su título, “Batman Begins” suponía un nuevo comienzo para el moribundo personaje de Bill Finger y Bob Kane, una bocanada de aire fresco nunca vista en el celuloide con tanto detalle. Sin embargo, esto era sólo el primer acto. “El Caballero Oscuro” es realmente el gran film sobre Batman, o mejor dicho, el gran retrato de su universo oscuro. Nolan ya ha relatado en la primera parte todo lo que empuja a Bruce Wayne a combatir el crimen, retratando exhaustivamente su proceso de aprendizaje y su consolidación como protector de Gotham. Pero aquí es un héroe inexperto, le falta práctica, Gordon aún no es su mano derecha y todavía no ha hecho frente a lo que ha desencadenado con su teatral puesta de escena. Lo mejor de Begins era precisamente, llegar al final y ver cómo, gracias a un guión perfecto en su ejecución, todas las piezas encajaban para poder verdaderamente llevar a cabo la gran obra sobre el murciélago. Begins fue simplemente un delicioso aperitivo, necesario para un segundo plato realmente contundente.

“El Caballero Oscuro” es, sencillamente, el ejemplo perfecto de cómo llevar a la gran pantalla un personaje de cómic, pero, por encima de todo, es una enorme película con un guión extremadamente complejo, una dirección perfecta y un reparto en estado de gracia. En ella, los hermanos Nolan non muestran a un Batman cansado de serlo, que ve como su intención de servir de inspiración está siendo tergiversada, tanto para bien como para mal. Un Batman que comienza a darse cuenta de lo que ha provocado con su aparición, y que comienza a dudar seriamente de su labor, que cada vez más se está tornando en obsesión. Un Batman que va a tener que lidiar con un antagonista a su altura, y con acontecimientos que escapan de su control.

Estamos ante el que, probablemente, sea el guión más complejo de cuantos han elaborado los Nolan a lo largo de su carrera: no ya por su estructura (más convencional de lo que es habitual en ellos), sino por su contenido e intenciones. A lo largo del metraje no dejan de pasar cosas, todas ellas imprescindibles para el desarrollo de la trama, y tratando temas tan complejos como el azar, el caos, la responsabilidad, la venganza o el infortunio. Un guión que se centra en 4 personajes principales, que son el motor y desencadenante de cuanto ocurre en “El Caballero Oscuro”.



Son muy raras las ocasiones en las que se puede reunir un reparto de semejante calibre. Pero es todavía mucho más raro el que ese mismo reparto plagado de actores de primer nivel rinda al máximo de sus posibilidades. Christian Bale, a pesar de tener un papel menos desarrollado que en la entrega precedente, continua demostrando su elevado nivel interpretativo, superando ampliamente a Michael Keaton como el mejor Hombre Murciélago visto en pantalla grande. Sumémosle a todo esto la increíble química que tiene con el actor que se ha convertido, quizás a su pesar, en el gran símbolo de “El Caballero Oscuro”, y que nos ha brindado escenas tan espectaculares como la del interrogatorio, la mejor de toda la película y de lo mejor visto en el cine de este año, una batalla dialéctica que va in crescendo con cada frase y retratando perfectamente a los personajes implicados en poco menos de 10 minutos. El Joker, al que da vida el tristemente fallecido Heath Ledger, es pura maldad, contradicción y caos. El actor se apodera por completo del personaje (o viceversa) y lo hace suyo, haciendo olvidar a Jack Nicholson desde la primera risotada. Todo en la interpretación del australiano es hipnótico, poderoso, atrayente: su lenguaje corporal, sus tics, su inquietante tono de voz (en versión original, que doblado al español pierde, aunque no es el más perjudicado del reparto precisamente) y las líneas de guión que le proporcionan los Nolan para lucirse, convertidas en nicks messengerianos ya desde los trailers. Heath Ledger es, sencillamente, el Joker, el mejor artista homicida que jamás se ha visto, en su mejor versión. Sin embargo, las dos grandes sorpresas del film resultan ser el Comisario Gordon de Gary Oldman y el Harvey Dent de Aaron Eckhart. Oldman da intensidad y fuerza a un personaje que, a diferencia de “Begins” (donde, al igual que Batman, era aún ingenuo e inexperto), aquí se muestra perfectamente perfilado. Si Ledger es la mejor versión del Joker, Oldman es la mejor versión posible del hombre de confianza de Bats. Un policía incorruptible, idealista pero cada vez más con los pies en la tierra, que tiene que trabajar con el material que le dejan. Por otro lado, Eckhart se apodera del personaje más interesante y complejo de la trama de “El Caballero Oscuro”: su Harvey Dent es puro carisma e idealismo, que poco a poco ve como todo eso de poco sirve en una ciudad corrupta hasta la médula, en la que un terrorista maquillado de bufón puede volar un hospital de la noche a la mañana. Aaron Eckhart realiza su mejor interpretación (después de “Gracias por Fumar”), dotando de una asombrosa credibilidad y tristeza el descenso a los infiernos del Caballero Blanco de Gotham (descenso algo acelerado en el tramo final debido a la cantidad de cosas que cuenta la película), desembocando en el obsesivo y vengativo Dos Caras, uno de los mejores villanos de la galería del cruzado de la capa. A destacar en especial la última escena que protagoniza, llena de dramatismo y fuerza, en la que todas las acciones desembocadas por estos cuatro personajes desembocan en un duelo interpretativo a tres bandas de los que dejan huella.

Sobre los secundarios de lujo, poco que descubrir: Michael Caine y Morgan Freeman salen poco, pero cumplen sobradamente mientras se lo pasan en grande, así como Maggie Gyllenhaal, quien, a pesar de no poder lucirse en exceso, demuestra la importancia del personaje de Rachel Dawes en la franquicia y en el futuro de la misma. Gyllenhaal dota de una mayor carisma y madurez que el mostrado por Katie Holmes (a quien le habrían caído muchísimos menos palos por su trabajo en “Begins” de no estar casada con quien está, de esos estamos más que seguros), y el poco metraje del que dispone lo aprovecha al máximo, aunque tampoco su personaje dé mucho de sí. A esto no ayuda el pésimo doblaje que sufre su personaje en la versión española, que destroza por completo su interpretación. También se deja caer en un cameo Cillian Murphy repitiendo de Espantapájaros, sin mayor transcendencia, mientras que Eric Roberts…hace de Eric Roberts, para variar.

A nivel técnico además, “El Caballero Oscuro” destaca sobremanera: su premeditadamente caótico montaje (en especial todo lo concerniente a la estancia del Joker en prisión y su resolución), su fría fotografía (que deja imágenes tan poderosas como Bats contemplando los escombros, o el Joker asomado por la ventanilla del coche), la poderosa banda sonora de Newton Howard y Zimmer, los efectos visuales (esa peaso batpod)… A lo que hay que añadir las numerosas referencias y guiños al fandom comiquero: desde el mismo título (homenaje a “El Regreso del Caballero Oscuro”, obra maestra del antaño genio Frank Miller), a la relación entre Bats, Gordon y Dent, muy similar a la que mantienen en “El Largo Halloween” de Loeb y Sale, pasando por el mismo diseño de Dos Caras, calcado de le la manera en la que Tim Sale lo dibuja en sus tebeos. Sin olvidar la importancia capital de “La Broma Asesina” de Alan Moore y Brian Bolland en todo lo que se refiere a la relación entre el Murciélago y el Joker, condenados a luchar entre ellos de por vida, en un frustrante círculo vicioso destinado a no resolverse nunca. Hasta la escena del Batman ahorcado parece sacada de “Dark Victory”, secuela de “El Largo Halloween” llevada a cabo por el mismo equipo creativo. Por si ser un gran film no bastara, Nolan deja también contentos a los fans que buscan ansiosos referencias a sus lecturas favoritas.

En resumen, “El Caballero Oscuro” es un truco de magia: muestra sus cartas desde el principio, captura irremediablemente tu atención, y cuando te tiene atrapado, vuelve completamente la situación para sorprenderte una vez tras otra, hasta que al final, al terminar te preguntas “¿pero cómo narices lo han hecho? En una industria hollywoodiense que parece tan herida de muerte, ¿cómo pueden surgir joyas como estas, que le devuelven a uno la fe en el séptimo arte?” La respuesta, como la de los buenos ilusionistas, nadie la sabe. Mientras, sólo nos queda disfrutar del espectáculo, y entrar en el juego antes de que el truco desaparezca. 




3 comentarios:

Agustín dijo...

oh por dios, que palabras tan lindas y sabias, y no se podría haber dicho mejor, un gran aperitivo, seguido de un jugoso y delicioso banquete, ese es el significado de esta maravillosa saga, que espero no decaiga, porque dicen que las terceras partes (si, lo han cambiado...) nunca fueron buenas...(ejemplos tales como shrek 3, x-men 3, spider-man 3 (que no es mala, pero que podría haber sido algo épico( si lo hubiesen dejado a raimi trabajar en paz, claro))), bueno, los mismos ejemplos de siempre.

saludos!!

Gaby dijo...

Hombre, pues que no e visto la pelicula, así que no puedo opinar mucho al respecto.
Pero difiero con Don Agustín; la tercera parte de los hombres X fue muy buena.

Dark Phoenix dijo...

Y Regreso al futuro 3, que también mola un puñao...

Madre mía, menudo análisis fascinante de la peli... la verdad es que, aunque a muchos les cueste reconocerlo, es un peliculón como pocos se vienen haciendo últimamente, y es, con diferencia, de lo mejorcito que se vió este pasado año.

podría decir que no me sorprendió la increíble interpretación del querido y añorado Heath, pero mentiría, pues aunque yendo sobreaviso, cuando vi la magnitud de su Joker, cómo... cómo se había convertido en él, incluso se me escapó alguna lagrimilla pensando en hasta qué punto lo había trastocado a él personalmente...

Y desde luego, me impresionó muchísmo Aaron Eckhart!!!! vamos, de verdad... eso sí que fue totalmente inesperado...

pues sí... una gran película. La lástima es que siempre será recordada por lo que todos sabemos, desgraciadamente.