Si uno lee el primer capítulo de Midnight Nation, sin saber en absoluto de qué trata, puede pensar que está ante otro cómic policíaco más. Unos crímenes extraños, un protagonista que intenta resolverlos, y que se acerca demasiado … todo dentro de las normas del género. Hasta que llegan las dos últimas páginas, y especialmente la splash page final … y todo se le desmonta por completo. Ese final le golpea a uno en la cara y le hace pensar “maldita sea, pues ha jugado conmigo. Ahora sí que me ha atrapado”.
Sin embargo, si uno se para a intentar explicar el argumento de “Midnight Nation”, también puede dar lugar a error: “Un hombre que lo pierde todo de la noche a la mañana se ve obligado a huir y luchar contra los no-muertos que se cruzan en su camino, para evitar convertirse en uno de ellos y conseguir así la salvación”. No, no estamos ante “Los Muertos Vivientes” de Kirkman. Tampoco ante el “Apocalipsis Z” de Loureiro ni los “28 Días Después” de Danny Boyle. No estamos ante una obra enmarcada en el género zombie … y sin embargo algo de eso tiene.
Hay mucha influencia de religiones y creencias varias y no por ello podríamos catalogar la obra como “de temática religiosa”. Tiene momentos de incipiente romance, momentos de comedia y muchos momentos más propios de una road - movie que de cualquier otra cosa. Instantes y personajes verdaderamente terroríficos y no es para nada una obra de terror. Paisajes de fantasía y no trata en absoluto de eso.
Entonces, ¿de qué trata “Midnight Nation”?
“Midnight Nation” es la historia de David y su viaje en busca de la salvación. Atrapado de manera desafortunada entre dos mundos, deberá dejarse guiar por la ya hastiada y desencantada Laurel antes de que se acabe convirtiendo en lo que más teme. Es una historia que toca diferentes temas y géneros, para salir sorprendentemente airosa en el resultado global. El cómic establece la distinción de dos mundos claramente diferenciados: el de los muertos y los no-muertos. Sin embargo, crea un estado intermedio, una “Nación de la Medianoche”, por la que sólo unos pocos pasan, y en la que David queda atrapado temporalmente, a la espera de ver hacia qué lado se decanta la balanza.
El guión es de J. M. Straczynski, escritor proveniente del mundo de la televisión y el cine, en uno de sus primeros trabajos para el género. Un J.M.S. que en esos momentos todavía gustaba de dar un final coherente y cerrado a sus historias, nos lleva de la mano de David y Laurel a través de una América fantasmal, embarcándonos en un viaje que tiene todas las papeletas para acabar en tragedia desde el mismo punto de partida. El guionista estructura de manera clara y perfecta su historia, dejando cada cabo atado y bien atado, sin que nada quede sin ser resuelto y explicado. De las labores artísticas se encarga un Gary Frank que aquí se marca uno de los mejores trabajos de su carrera, sin ser precisamente una historia que dé para el lucimiento del dibujante. Pocos personajes principales, escasas escenas de acción … y aún así, Frank dota a los personajes de una personalidad y unas emociones que consiguen la máxima empatía por parte del lector cada vez que éstos mantienen una conversación y Straczynski profundiza en sus traumas y problemáticas varias.
Al final, no importa en qué género se puede englobar “Midnight Nation”. Lo único que importa es que son 12 capítulos de una excelente y valiente historia, llevada a cabo por unos autores que volverían a juntarse años después para dar otra nueva joya del género como sería “Supreme Power”. No importa que sea o no un cómic de terror, de amor, de religión o de polis y cacos. Lo único que de verdad importa es lo que debería ser norma y cada vez es más difícil encontrar en un tebeo: que “Midnight Nation” es una magnífica historia que merecía ser contada.
2 comentarios:
Otra gran recomendación. Para mí, road movie por encima de otros géneros, pero como dices, da igual... Lo importante es el disfrute mientras se lee. Gary Frank exultante.
Me encantó. He de releerla (cuando tenga tiempo, si es que algún día lo tengo, aysss...)
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