Érase que se era una joven pareja de tortolitos. Pongamos, por un caprichoso suponer del azar y el destino, que respondieran a los nombres de Dark Phoenix y Entiman. Ella, Entidad Cósmica fuera de su elemento, ya que se encontraba en esos momentos en plena Enti-Sede. Él, líder absoluto e indiscutible de un nutrido grupo de selectos individuos que algún día alzarían sus oxidadas guadañas para llevar a buen puerto la legendaria Revolución Entidosa, escrita en unas ilegibles runas escandinavas cuando los lemures gigantes todavía gobernaban Pangea. Los añorados buenos tiempos de este planeta.
La buena muchacha se despierta una mañana. Abre los ojos con tranquilidad y sin prisas, pues se encontraba degustando como buenamente podía una de sus pocas semanas vacacionales de las que disponía a lo largo de todo el año, por lo que no había necesidad alguna de menear los párpados como si fueran las alas de un colibrí con sobredosis de éxtasis adulterado. Saborea cada segundo del amanecer, e intenta disfrutar de la bucólica vista de un barbudo Entiman, apijamado y en estado de coma profundo a su lado. Una vez ambos individuos han logrado desperezarse y despegarse de las hipnóticas sábanas de la cama, la devoradora de mundos, poseída por una misteriosa e imparable fuerza extrasensorial, abre su boca para soltar la siguiente frase:
- Hoy he tenido un sueño.
Entiman abre los ojos como platos y su vello corporal se eriza por completo. Ya tenía experiencia con los “sueños” de la futura Entiwoman, y las intrincadas puertas que éstos podían abrir a un lisérgico mundo de psicodelia e inesperados invitados especiales. En esta ocasión, la parte más interesante de la experiencia onírica vivida por la mujer consistía en la siguiente que pasamos a relatar a continuación: ella, extremadamente bien acompañada, paseaba por una ciudad indeterminada del planeta Tierra. Durante su paseo, decide pararse en un estanco a por una revista que llevaba tiempo buscando. No por la revista en sí, que no era sino uno de las muchos panfletos de moda y estilismos varios que acaparan espacio inmerecido en los kioscos. Lo importante era que ese mes, la revista traía de regalo unas guías de grandes ciudades llevadas a cabo por National Geographic (cuyos documentales son los ganadores siempre en intención de audiencia): de París, de Roma … Sin embargo, Dark Phoenix sólo quería una de todas las opciones: London. El resto de guías se la trufaban de canto, como dice el vulgo, pero la de Londres debía ser suya. La señorita para en el primer estanco a por su revista, pero sin resultados satisfactorios. La revista está, sí, pero con otras guías que no se corresponden con su anhelada publicación sobre la urbe londinense. Así pues, decide continuar su camino en busca de la combinación exacta. En su camino, llega a un segundo kiosco en el que, esta vez sí, tienen la revista con la guía deseada como regalo. Satisfecha, se hace con ella y su sueño prosigue por otros derroteros que no vienen ahora a colación de nuestra retorcida fábula. Entiman termina de escuchar atentamente la historia de Darkie, y un escalofrío recorre su pelona espalda al pensar: “¿ Y si … y si su sueño se cumple?”
Preparados para la aventura, la pareja sale finalmente de la habitación y se suben al tranvía para llegar a su destino. Una vez allí, la dicharachera joven decide cumplir su onírica experiencia y emprender la búsqueda de la esquiva guía londinense. Pasados 30 minutos, caminando y caminando a través de peatonales calles, encuentran el primer kiosco de la mañana. Pequeño y a rebosar de actuales publicaciones que serán papel reciclado en unas pocas semanas. El muchacho se acerca, mientras su novia le recuerda su sueño:
- En ese no estará. Recuerda, será en el segundo.
Desconfiando de lo supuestamente proféticas que pudieran ser sus palabras, Entiman se aproxima a él y allí, entre decenas de revistas, se encuentra la elegida. Al cogerla entre sus manos, se da cuenta del pequeño detalle: la guía que le acompaña no es la buscada. No es la de Londres. Son varias las revistas que allí están, pero ninguna con el susodicho ejemplar brittish. Poco a poco gira su cabeza, y mira a los ojos de su pareja, mientras un hilillo de voz sale de su garganta para decir:
- Pues tenías razón. No está … aquí.
Ella, dominada por la seguridad de aquel que ha visto el futuro de manera clara y cristalina, espeta:
- Claro hombre, ya te lo dije. Será en el siguiente.
Con cierto temor en todos los miembros anatómicos de su tembloroso cuerpo, Entiman continúa paseando con Dark Phoenix, hasta que lo encuentran. El segundo kiosco. El chaval se queda paralizado, sin saber muy bien si ir o no, porque, de ir y encontrar la dichosa guía, significaría que la persona con la que sale es una deidad suprema y visionaria, heredera de grandes profetas como Mahoma, Nostradamus, Aramis Fuster o Isaac Méndez. “Ve, que seguro que allí está”, le dice ella. Él comienza a dirigirse al puesto, lentamente, saboreando el posible momento histórico que está a punto de ocurrir ante sus ojos. El kiosquero, un hombre de unos 40 años, con cierta pinta de perroflauta, está ocupado arreglando el mundo con un entusiasta contertulio, así que el muchacho comienza a analizar minuciosamente todas las publicaciones que tiene a la venta, tarea sencilla después de su arduo entrenamiento durante años para encontrar tebeos dignos entre tanta morralla. Al cabo de unos segundos, la ve. Hay sólo un par de ejemplares de la revista, pero ahí está. Entiman coge la primera de ellas, mientras darfeni observa con interés y una sobrenatural calma. Al comprobar cuál es la guía que incluye el ejemplar que tiene entre manos, el chico pega un respingo . Se frota los ojos, se acerca la revista hasta las proximidades de su nariz, para comprobar que lo que ve es real. Todo su vello vuelve a erizarse y una gota de sudor frío recorre su espalda hasta desembocar donde la magia se pierde. London. National Geographic. Esa era. En el segundo kiosco, como la vidente predijo. Rendido ante la evidencia, el impresionado hombre se dispone a pagar por el panfleto que demuestran los poderes de la pelirroja mutante. Una vez efectuada la transacción, Entiman pregunta al dependiente, por mera comodidad a la hora de portarla, si sería tan amable de dejarle una bolsa. El kiosquero, interrumpiendo su tertulia matutina, responde lo siguiente:
- Ehm, no.
Entiman, todavía sumido en el desconcierto profético, sólo atina a contestar lo que a continuación transcribiremos, generando un diálogo que a la postre resultaría inolvidable para todos los implicados:
- ¿No?
- La revista ya va con bolsa, ¿no?
- Hombre, lleva un plástico cubriéndola, sí …
- Entonces, ¿para qué quieres la bolsa?
- Pues por comodidad, para poder llevarla bien y …
- ¿Por comodidad? Je ¿Tú has visto cómo está el planeta? Hecho un desastre. Y quieres una bolsa de plástico. ¡A ver si cuidamos un poquito el planeta, hombre, que ya está bien!
- Pero …
- Que si tanto la quieres, te la doy, pero vamos, allá tú. Creo que ya nos toca colaborar un poquito y ser todos un poco más ecológicos, ¿no?
- … sí, supongo. Entonces …
- ¿Tú quieres de verdad una bolsa?
- … No, mire, déjelo. Ya me lo llevo así, no pasa nada.
- Muy bien. Y a ver si cuidamos un poquito el planeta, ¿eh?
Entiman se da la vuelta y relata con las mismas palabras a Dark Phoenix lo que acaba de ocurrir. Desde entonces, esta fábula fue y será siempre conocida como “La fábula del terrorista ecológico”.
¿Moraleja? Elige la que más te guste:
1) Los kiosqueros y Dark Phoenix heredarán La Tierra.
2) Debemos ser conscientes de los peligros MORTALES que entraña una bolsa de plástico.
3) Siempre hay que confiar en una Darfeni somnolienta.
4) Cuando dos personas están ocupadas arreglando el mundo, no los interrumpas JAMÁS. Tú podrías ser el principal perjudicado.
Ahora marchaos, queridos alumnos. Marchaos y difundid la palabra.
4 comentarios:
xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
Madre mía, lo que me pude reír de ti aquel día en La Laguna. Al mismo tiempo que sucedía, la incredulidad y las carcajadas se debatían en mi interior por salir a la superficie. Pero luego el descojone acabó ganando la partida, lógicamente. EPIC.
Pinta de perroflauta es poco, sinceramente. Y maleducado también se queda corto en referencia a este señor, porque nada justifica el trato así a un cliente. Si tanto le preocupa el planeta, que compre bolsas de fécula de patata, como las del Carrefour, leñe.
Y nunca, nunca menosprecies mi don profético. Ni tú ni nadie, que ya ha quedado suficientemente demostrado que funciona. Y creo que la revista era la inStyle o algo así, no sé. Y la guía la vi en el aeropuerto, eso lo recuerdo, por eso luego la buscaba en Tenerife.
xDDD Qué gran episodio de la historia entidosa, señor...
Ah, y ¡¡¡PRIME!!!
Creo que me he echo popó encima O_O
Estooo, señorita Darfeni, si sueña algo sobre mi persona no dude en comunicármelo, fale? ;p
"menear los párpados como si fueran las alas de un colibrí con sobredosis de éxtasis adulterado."
Juas, juas. Eso me partió por la mitad.
Me quedo con lo de que los kioskeros y Dark Phoenix heredarán la Tierra. Una Tierra más limpia y ecológica, más facilmente consumible entre las ígneas alas de una entidad cósmica precognitiva.
Con eso y con que Entiman para dar los buenos días debe durar hasta que tiene que decir buenas tardes. No creo que se pueda alargar más una típica historia de "Melevantédarfenituvounavisiónqueluegosecumplióyunkioskeromeabroncóysinhaberlodeseadomehasalidounpareadoxdxdjuasjuasnianonaniano".
DP: Precisamente, de ahí el motivo para escribir este post: para alertar a la gente de que, si alguna vez tienes un sueño profético, no se lo tomen a cachondeo. Que presten mucha atención y anoten cada palabra. Porque cada una es importante. Vital. Y el kiosquero será eliminado cuando instauremos el enti-gobierno, descuida.
Yogur: pues con yogures puede que haya soñado, yo que usted le
preguntaba más insistentemente.
Panmios: 42.
Bien, una vez demostrado que se puede ser conciso, matizamos: Entiman podría alargar MUCHO más la historia. No te quepa duda. De hecho, ha tenido que resumirla.
Gracias, cuentistas!
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