Películas hay muchas. Cada vez más, y lo peor es que cada vez hay menos donde elegir. Cuesta horrores últimamente decantarse por algo que no sean o pelis de superhéroes, o comedias estúpidas, o dibujos animados. Ojo, que siempre hay un momento para todas. Y este verano ha habido varios.
Varios puntos son los reseñables de Superagente 86: el cariño que muestra por la serie en la que se basa, el descubrimiento de The Rock como actor cómico (el momento grapadora es genial, por ejemplo), el carisma de Anne Hathaway, pero sobre todo, si algo hace a esta comedia sobresalir un poco por encima de la media es su protagonista. En este film, Steve Carell vuelve a demostrar que podría ser gracioso hasta leyendo en voz alta el periódico. Gran parte de las escenas sólo se salvan por su presencia y buen hacer, que elevan el nivel de unos gags algo simplones pero efectivos. Mención especial al de la cabina del avión y la ballesta. De los mayores ataques de risa que hemos tenido en un cine últimamente. Y ese es en gran medida el principal problema de este film: que, si quitamos de la ecuación el factor Carell, la peli se hundiría debido a un guión muy flojo y a una dirección tremendamente impersonal (nada diferencia la labor de Peter Segal de la de Leterrier en Hulk, por ejemplo. Parecen dirigidas con el piloto automático puesto). Pero tenemos a la estrella de “Virgen a los 40” y “The Office”, y eso es lo que cuenta. Eso es lo único que hace a esta peli recomendable.
Recomendable es no pagar dinero por ver “La Isla de Nim”. Aunque a priori podría parecer interesante ver a Jodie Foster, Gerard “amante de Dark Phoenix” Butler y Abigail Breslin trabajar en un “entrañable” film infantil, para ver con toda la familia, esa intuición es engañosa y equivocada. Jodie Foster nunca parece cómoda con su personaje, el personaje de Abigail es repelente a más no poder, aunque la niña se esfuerza, y el doble papel de Gerard es innecesario, por más que sea el que más da el pego en su papel (especialmente en el de aventurero imaginario). Eso por citar al reparto humano, ya que los animales infográficos no podían estar peor hechos e insertados en la trama (salvo el lagarto, que tiene sus momentos). Pero lo que se termina de cargar definitivamente la película es su guión, lleno de inconsistencias y agujeros imposibles de explicar. En resumen, una peli que está enfocada única y exclusivamente para que los niños pasen un buen rato.
Rato largo el que tarda en arrancar la primera parte de la obra biográfica del errático Steven Soderberg sobre el icono que representa el Che. En esta primera parte, “El Argentino”, Soderberg nos narra de manera lenta y pausada cómo Ernesto Guevara se involucra en el mundo de las guerrillas, su relación con Fidel Castro (excelentemente interpretado, por cierto) y su conquista del corazón del pueblo a base de propagar la idea de un país libre, del cambio, que siempre es refrescante, sea cual sea el resultado. Soderberg intenta amenizar los pasajes más densos dando saltos temporales hacia el futuro y al presente, aunque luego se pierde en describir detalles que nada aportan a la trama. Aún así, dirige de manera inteligente y sabe muy bien lo que quiere contar. Eso sí, el trabajo del reparto es lo verdaderamente destacable del film: no sólo Benicio Del Toro (que clava a su personaje de manera incontestable), sino todo el reparto en general, desde el actor que interpreta a Fidel, hasta Santiago Cabrera (sip, el de Heroes), pasando por la nominada a un Oscar, Catalina Sandino Moreno o Rodrigo Santero (el Jerjis de 300). Todos ayudan a elevar el nivel de una cinta que ya de por sí es más que interesante, a pesar de la densidad de la misma en determinados momentos. Esperaremos a “Guerrilla”, la segunda parte.
Parte de nosotros (especialmente la parte femenina, yu know) esperaba ver “PD Te Quiero”. Una comedia romántica, con actores conocidos (aunque el mayor reclamo era ver la química existente entre Hillary “¿maldición del Oscar? ¿Qué es eso?” Swank y Gerard “nuevo sex symbol mundial desde 300 (y también “amante de Dark Phoenix”, que una cosa no quita la otra)” Butler), y basada en un best seller de éxito. Y la cosa la verdad que no está mal. Por supuesto, es romántica tirando a pelín pastelosa en determinados momentos, pero la verdad que entretiene y no se hace pesada. Además, se nota que los actores (especialmente unos carismáticos Swank, Butler y Kudrow (la Phoebe de “Friends” si asín os suena más)) han disfrutado como enanos haciéndola. Vamos, que no pasará a la historia, pero no aburre lo más mínimo, aunque si te pilla en un mal día puede que entres en coma diabético. Como anécdota friki, dos apuntes: la aparición de Spike y futuro Piccolo (o algo así) James Marsters (haciendo de amigo carismático) y la del futuro intérprete de “El Comediante” en la futura adaptación de “Watchmen”, haciendo de pretendiente irlandés de la protagonista.
Protagonista más carismático y entrañable que Wall-E no se ha visto en años. En décadas, incluso. La última obra maestra de los chicos de Pixar vuelve a dar lecciones de cine a todos sus compañeros y rivales, y demuestra una vez más que lo que hace a un film destacar sobre el resto es el poder de su guión. Por encima de chistes, de efectos o de innovaciones gráficas, si la historia no está bien construida, o no es original, la película se hunde. El guión de Wall-E es de los más inteligentes de los últimos años (desde…¿Ratatouille?), y camufla bajo su apariencia de obra infantil toda una trama de ciencia ficción, un alegato ecologista y una ácida crítica a esta sociedad pasiva y consumista en la que sobrevivimos. Y lo mejor de este es que el mensaje nunca se pone por encima de la historia que se quiere contar, sino que se desliza de manera sutil a lo largo del metraje. Desde el descorazonador principio (aterradoramente pesimista para lo que se supone que es una película infantil, acompañado de la perturbadora partitura del habitual Randy Newman) hasta lo que podríamos considerar la segunda parte de la historia (los que la hayan visto sabrán cuando es, porque supone todo un cambio con lo anterior), con cientos de detalles cargados de mala leche e ironía. Sí, como muchos dicen, la peli da un cambio de 180 grados pasada su primera media hora, y sí, quizás esa segunda parte baja un poco el nivel de lo visto hasta ese momento, porque puede ser más típico, o más visto en otras pelis Pixar (hay elementos que suenan familiares, como la similitud entre los robots locos de ésta y los juguetes “deformes” de Toy Story, o detalles en el desarrollo de la trama que recuerdan a “Monstruos S.A.” o “Buscando a Nemo”). Pero estamos hablando de que, si esos primeros minutos son de 10, los posteriores son de 9,5 o más. Es decir, que si tildamos eso de bajón, apaga la luz y vámonos. Mención aparte el enorme trabajo de los animadores y diseñadores en la creación y expresividad de todos los personajes. Especialmente con Wall E y Eva, donde con escasos elementos consiguen dotar a ambos de una vida y una emoción que ya les gustaría transmitir a muchos actores. Este carisma que desprenden todos, desde Wall E a la cucaracha o Mo hace que cada fotograma de esta película esté lleno de magia. Tanto en los momentos más aterradores (esos primeros minutos que son todo un ensayo sobre la soledad, o la escena del “depósito” de basuras), descorazonadores (todo lo que ocurre en los últimos 10-20 minutos, ¿cómo puede un robot emocionar de esa manera?) o simplemente hermosos (el “baile” espacial), todo es memorable, mágico. De lo mejor de este año 2008, si no directamente lo mejor.
Mejor, después de hablar de Wall E, no ahondar mucho en Kung Fu Panda. Ojo, no es que sea una mala película, y además, probablemente sea de lo mejor que ha parido Dreamworks en cuanto a animación, pero este verano ha quedado más que demostrado que ni a su máximo potencial, los chicos de la compañía fundada por Spielberg son capaces de rozar el nivel de Pixar. La historia de Kung Fu Panda es sencilla, sin sorpresas y previsible, pero entretiene y tiene un par de golpes humorísticos bien resueltos. Detalles curiosos en cuanto a la animación, especialmente en su prólogo, y un personaje secundario que, en lo poco que sale, se merienda la pantalla: el “maestro tortuga”. Pero poco más se puede decir: puro y duro entretenimiento, algunas risas y una palabra para la historia: chacaflús. No hay nada de malo en todo eso, ¿verdad?
¿Verdad que no fuimos los únicos a los que la primera parte de Hellboy no les terminó de convencer demasiado? Lo decimos porque, con todo el bombo que se le dio en su momento, que si “la mejor película basada en un cómic” por aquí, que si “Guillermo Del Toro ha creado una nueva maravilla del género fantástico” por acá, después de salir de la sala nos quedamos con una cara de “pos bueno, pos fale, ta bien, pero…”. El guión de la primera parte no era una maravilla, y tampoco es que fuera excesivamente fiel a su contrapartida de historieta. Además, tampoco aportaba nada realmente nuevo al género fantástico, ni era un derroche de creatividad visual. Quizás fuera por todo ese bombo que mencionábamos antes (lo mismo nos pasó con Amelie o Memorias de una Geisha, que nos las habían recomendado medio globo terráqueo y luego tampoco terminaron de llenarnos), pero la primera entrega de Hellboy nos dejó bastante fríos. De ahí que dudáramos muy mucho de ver esta segunda parte, porque prometía ser exactamente lo mismo, aunque algo más cuidada visualmente que la precedente. Al final caímos y…no íbamos para nada desencaminados. El film sigue los mismos patrones que Hellboy I, el desarrollo de la trama sigue siendo igual de débil, pero cuenta con un par de detalles que la hacen sobresalir. El primero es que ya no se toma tanto en serio. Hay menos dramatismo y más humor, especialmente en todo lo relativo a la relación de Hellboy con Liz y con su nuevo compañero Krauss. Y precisamente en los momentos dramáticos (casi toda la parte final) es cuando la peli flaquea. Pero esto se compensa con la otra gran mejora: el diseño de las criaturas y el mundo fantástico con el que decide deleitarnos Del Toro, quien parece haber querido desatarse y dar rienda suelta a sus ideas más bizarras y sugerentes. Nada tienen que ver los dos o tres bicharracos de la primera con los que salen en “El Ejército Dorado”: aquí toda la fantasía se desborda y no hay dos criaturas iguales. Hay escenas, como la del mercado Troll, en las que simplemente no sabes a dónde narices mirar, porque todo es impactante (el chiste del tumor…antológico), o criaturas de las que ya quieres tener una figurita con la que decorar tu estantería, como el Ángel de la Muerte. Mención especial para Doug Jones, el actor fetiche de Del Toro, que aquí vuelve a interpretar con su peculiar manera de gesticular a varios personajes, entre ellos el mejor de la saga, Abe Sapien, cuyo doblaje por parte de José Mota, aunque al principio choca muy mucho, no está tan mal como podría esperarse, al igual que el de Krauss, a cargo de Santiago “Torrente” Segura. En resumen, igual en todo a Hellboy I, pero mejora en cuanto a poderío visual, con lo que se eleva un poco (muy poco) por encima de su predecesora. Ahora a ver cuando llega la supuesta tercera entrega que ha prometido Del Toro para cerrar la saga del demonio rojo, porque parece que con el Hobbit va a estar ocupadillo un tiempo. Pero seguro que acabará haciéndola, ya que se nota que, a pesar de los resultados creativos y económicos, le tiene mucho cariño al personaje. Además, Del Toro es todo un caballero. Y romper promesas no es cosa de caballeros. Más bien sería cosa de un caballero…oscuro.
¿Caballero oscuro? Ah, eso…es carne de otro post. Que ya cansa estar todo el día enlazando.
Varios puntos son los reseñables de Superagente 86: el cariño que muestra por la serie en la que se basa, el descubrimiento de The Rock como actor cómico (el momento grapadora es genial, por ejemplo), el carisma de Anne Hathaway, pero sobre todo, si algo hace a esta comedia sobresalir un poco por encima de la media es su protagonista. En este film, Steve Carell vuelve a demostrar que podría ser gracioso hasta leyendo en voz alta el periódico. Gran parte de las escenas sólo se salvan por su presencia y buen hacer, que elevan el nivel de unos gags algo simplones pero efectivos. Mención especial al de la cabina del avión y la ballesta. De los mayores ataques de risa que hemos tenido en un cine últimamente. Y ese es en gran medida el principal problema de este film: que, si quitamos de la ecuación el factor Carell, la peli se hundiría debido a un guión muy flojo y a una dirección tremendamente impersonal (nada diferencia la labor de Peter Segal de la de Leterrier en Hulk, por ejemplo. Parecen dirigidas con el piloto automático puesto). Pero tenemos a la estrella de “Virgen a los 40” y “The Office”, y eso es lo que cuenta. Eso es lo único que hace a esta peli recomendable.
Recomendable es no pagar dinero por ver “La Isla de Nim”. Aunque a priori podría parecer interesante ver a Jodie Foster, Gerard “amante de Dark Phoenix” Butler y Abigail Breslin trabajar en un “entrañable” film infantil, para ver con toda la familia, esa intuición es engañosa y equivocada. Jodie Foster nunca parece cómoda con su personaje, el personaje de Abigail es repelente a más no poder, aunque la niña se esfuerza, y el doble papel de Gerard es innecesario, por más que sea el que más da el pego en su papel (especialmente en el de aventurero imaginario). Eso por citar al reparto humano, ya que los animales infográficos no podían estar peor hechos e insertados en la trama (salvo el lagarto, que tiene sus momentos). Pero lo que se termina de cargar definitivamente la película es su guión, lleno de inconsistencias y agujeros imposibles de explicar. En resumen, una peli que está enfocada única y exclusivamente para que los niños pasen un buen rato.
Rato largo el que tarda en arrancar la primera parte de la obra biográfica del errático Steven Soderberg sobre el icono que representa el Che. En esta primera parte, “El Argentino”, Soderberg nos narra de manera lenta y pausada cómo Ernesto Guevara se involucra en el mundo de las guerrillas, su relación con Fidel Castro (excelentemente interpretado, por cierto) y su conquista del corazón del pueblo a base de propagar la idea de un país libre, del cambio, que siempre es refrescante, sea cual sea el resultado. Soderberg intenta amenizar los pasajes más densos dando saltos temporales hacia el futuro y al presente, aunque luego se pierde en describir detalles que nada aportan a la trama. Aún así, dirige de manera inteligente y sabe muy bien lo que quiere contar. Eso sí, el trabajo del reparto es lo verdaderamente destacable del film: no sólo Benicio Del Toro (que clava a su personaje de manera incontestable), sino todo el reparto en general, desde el actor que interpreta a Fidel, hasta Santiago Cabrera (sip, el de Heroes), pasando por la nominada a un Oscar, Catalina Sandino Moreno o Rodrigo Santero (el Jerjis de 300). Todos ayudan a elevar el nivel de una cinta que ya de por sí es más que interesante, a pesar de la densidad de la misma en determinados momentos. Esperaremos a “Guerrilla”, la segunda parte.
Parte de nosotros (especialmente la parte femenina, yu know) esperaba ver “PD Te Quiero”. Una comedia romántica, con actores conocidos (aunque el mayor reclamo era ver la química existente entre Hillary “¿maldición del Oscar? ¿Qué es eso?” Swank y Gerard “nuevo sex symbol mundial desde 300 (y también “amante de Dark Phoenix”, que una cosa no quita la otra)” Butler), y basada en un best seller de éxito. Y la cosa la verdad que no está mal. Por supuesto, es romántica tirando a pelín pastelosa en determinados momentos, pero la verdad que entretiene y no se hace pesada. Además, se nota que los actores (especialmente unos carismáticos Swank, Butler y Kudrow (la Phoebe de “Friends” si asín os suena más)) han disfrutado como enanos haciéndola. Vamos, que no pasará a la historia, pero no aburre lo más mínimo, aunque si te pilla en un mal día puede que entres en coma diabético. Como anécdota friki, dos apuntes: la aparición de Spike y futuro Piccolo (o algo así) James Marsters (haciendo de amigo carismático) y la del futuro intérprete de “El Comediante” en la futura adaptación de “Watchmen”, haciendo de pretendiente irlandés de la protagonista.
Protagonista más carismático y entrañable que Wall-E no se ha visto en años. En décadas, incluso. La última obra maestra de los chicos de Pixar vuelve a dar lecciones de cine a todos sus compañeros y rivales, y demuestra una vez más que lo que hace a un film destacar sobre el resto es el poder de su guión. Por encima de chistes, de efectos o de innovaciones gráficas, si la historia no está bien construida, o no es original, la película se hunde. El guión de Wall-E es de los más inteligentes de los últimos años (desde…¿Ratatouille?), y camufla bajo su apariencia de obra infantil toda una trama de ciencia ficción, un alegato ecologista y una ácida crítica a esta sociedad pasiva y consumista en la que sobrevivimos. Y lo mejor de este es que el mensaje nunca se pone por encima de la historia que se quiere contar, sino que se desliza de manera sutil a lo largo del metraje. Desde el descorazonador principio (aterradoramente pesimista para lo que se supone que es una película infantil, acompañado de la perturbadora partitura del habitual Randy Newman) hasta lo que podríamos considerar la segunda parte de la historia (los que la hayan visto sabrán cuando es, porque supone todo un cambio con lo anterior), con cientos de detalles cargados de mala leche e ironía. Sí, como muchos dicen, la peli da un cambio de 180 grados pasada su primera media hora, y sí, quizás esa segunda parte baja un poco el nivel de lo visto hasta ese momento, porque puede ser más típico, o más visto en otras pelis Pixar (hay elementos que suenan familiares, como la similitud entre los robots locos de ésta y los juguetes “deformes” de Toy Story, o detalles en el desarrollo de la trama que recuerdan a “Monstruos S.A.” o “Buscando a Nemo”). Pero estamos hablando de que, si esos primeros minutos son de 10, los posteriores son de 9,5 o más. Es decir, que si tildamos eso de bajón, apaga la luz y vámonos. Mención aparte el enorme trabajo de los animadores y diseñadores en la creación y expresividad de todos los personajes. Especialmente con Wall E y Eva, donde con escasos elementos consiguen dotar a ambos de una vida y una emoción que ya les gustaría transmitir a muchos actores. Este carisma que desprenden todos, desde Wall E a la cucaracha o Mo hace que cada fotograma de esta película esté lleno de magia. Tanto en los momentos más aterradores (esos primeros minutos que son todo un ensayo sobre la soledad, o la escena del “depósito” de basuras), descorazonadores (todo lo que ocurre en los últimos 10-20 minutos, ¿cómo puede un robot emocionar de esa manera?) o simplemente hermosos (el “baile” espacial), todo es memorable, mágico. De lo mejor de este año 2008, si no directamente lo mejor.
Mejor, después de hablar de Wall E, no ahondar mucho en Kung Fu Panda. Ojo, no es que sea una mala película, y además, probablemente sea de lo mejor que ha parido Dreamworks en cuanto a animación, pero este verano ha quedado más que demostrado que ni a su máximo potencial, los chicos de la compañía fundada por Spielberg son capaces de rozar el nivel de Pixar. La historia de Kung Fu Panda es sencilla, sin sorpresas y previsible, pero entretiene y tiene un par de golpes humorísticos bien resueltos. Detalles curiosos en cuanto a la animación, especialmente en su prólogo, y un personaje secundario que, en lo poco que sale, se merienda la pantalla: el “maestro tortuga”. Pero poco más se puede decir: puro y duro entretenimiento, algunas risas y una palabra para la historia: chacaflús. No hay nada de malo en todo eso, ¿verdad?
¿Verdad que no fuimos los únicos a los que la primera parte de Hellboy no les terminó de convencer demasiado? Lo decimos porque, con todo el bombo que se le dio en su momento, que si “la mejor película basada en un cómic” por aquí, que si “Guillermo Del Toro ha creado una nueva maravilla del género fantástico” por acá, después de salir de la sala nos quedamos con una cara de “pos bueno, pos fale, ta bien, pero…”. El guión de la primera parte no era una maravilla, y tampoco es que fuera excesivamente fiel a su contrapartida de historieta. Además, tampoco aportaba nada realmente nuevo al género fantástico, ni era un derroche de creatividad visual. Quizás fuera por todo ese bombo que mencionábamos antes (lo mismo nos pasó con Amelie o Memorias de una Geisha, que nos las habían recomendado medio globo terráqueo y luego tampoco terminaron de llenarnos), pero la primera entrega de Hellboy nos dejó bastante fríos. De ahí que dudáramos muy mucho de ver esta segunda parte, porque prometía ser exactamente lo mismo, aunque algo más cuidada visualmente que la precedente. Al final caímos y…no íbamos para nada desencaminados. El film sigue los mismos patrones que Hellboy I, el desarrollo de la trama sigue siendo igual de débil, pero cuenta con un par de detalles que la hacen sobresalir. El primero es que ya no se toma tanto en serio. Hay menos dramatismo y más humor, especialmente en todo lo relativo a la relación de Hellboy con Liz y con su nuevo compañero Krauss. Y precisamente en los momentos dramáticos (casi toda la parte final) es cuando la peli flaquea. Pero esto se compensa con la otra gran mejora: el diseño de las criaturas y el mundo fantástico con el que decide deleitarnos Del Toro, quien parece haber querido desatarse y dar rienda suelta a sus ideas más bizarras y sugerentes. Nada tienen que ver los dos o tres bicharracos de la primera con los que salen en “El Ejército Dorado”: aquí toda la fantasía se desborda y no hay dos criaturas iguales. Hay escenas, como la del mercado Troll, en las que simplemente no sabes a dónde narices mirar, porque todo es impactante (el chiste del tumor…antológico), o criaturas de las que ya quieres tener una figurita con la que decorar tu estantería, como el Ángel de la Muerte. Mención especial para Doug Jones, el actor fetiche de Del Toro, que aquí vuelve a interpretar con su peculiar manera de gesticular a varios personajes, entre ellos el mejor de la saga, Abe Sapien, cuyo doblaje por parte de José Mota, aunque al principio choca muy mucho, no está tan mal como podría esperarse, al igual que el de Krauss, a cargo de Santiago “Torrente” Segura. En resumen, igual en todo a Hellboy I, pero mejora en cuanto a poderío visual, con lo que se eleva un poco (muy poco) por encima de su predecesora. Ahora a ver cuando llega la supuesta tercera entrega que ha prometido Del Toro para cerrar la saga del demonio rojo, porque parece que con el Hobbit va a estar ocupadillo un tiempo. Pero seguro que acabará haciéndola, ya que se nota que, a pesar de los resultados creativos y económicos, le tiene mucho cariño al personaje. Además, Del Toro es todo un caballero. Y romper promesas no es cosa de caballeros. Más bien sería cosa de un caballero…oscuro.
¿Caballero oscuro? Ah, eso…es carne de otro post. Que ya cansa estar todo el día enlazando.
5 comentarios:
Hoy estoy especialmente picajoso:
Superagente 86: Puajjj!. Steve Carell me cae como el culo y antes que ver la película me veo cualquier capitulo de la serie original.
Che: No la he visto. Y está prefiero no decir nada. Pero me creo lo que deciís. (Aquí sí).
PD te quiero: Guaajjj!. Estas no son para mi.
Wall-E: Muy buena, pero... qué os pasa con Ratatouille?, Any problem?.
Kung-Fu Panda: Psché!. Entretenidilla...
Hellboy 2: Pura bazofia, que lo único que hace es mejorar a la primera parte ya de por si floja.
Dark Knigth: Uisss!!. Casiiiii!.
Y de todas esas solo vi Hellboy II y bajada de Internet.En verano no estuve yo muy activo viendo cine.A la vuelta de vacaciones es cuando he vuelto a ver películas y,salvo el Caballero Oscuro,la mejor que me he encontrado es Tropic Thunder.
(No sabía de los doblajes de Mota y Segura en Hellboy.No me había dado cuenta)
En primerísimo lugar, GERARD GERARD GERARD GERARD!!! XDDDDD
//Gerard “amante de Dark Phoenix” Butler// muy bien, ante todo, corrección y veracidad periodística... que a las cosas hay que llamarlas por su nombre!!! XDDD
Posdata: Te quiero, es una película preciosa, a mí me encantó conocer una película que trata el tema del duelo personal desde una óptica más o menos realista (debo reconocer que si a mí se me muere MI cacho de marido Gerard, me volvería más loca que Swank). Nunca he sido fan de Hilary, pero debo reconocer que en esta peli está impagable. Y también debo decir que si la película es preciosa, el libro lo es muchísimo más.
La isla de Nim: claro que sí!!! otra película de Gerard Butler en la lista!! por supuesto!! a mí esta me queda pendiente, porque por motivos de trabajo no he podido verla aún... pero ya llegará a los videoclubs...
Del resto nada puedo decir, porque no las he visto. En mi lista veraniega de cine entraron también Las crónicas de Narnia, Indiana Jones y, cómo no, El Caballero Oscuro.
Hasta entonces sólo puedo decir...
GERARD, GERARD, GERARD!!!
Pues sí, los diferentes niveles de WALL·E la convierten en una película para todos los públicos en el más amplio sentido de esta calificación.
Puede que los guiones de las películas de Hellboy no soprendan por escasez de giros, pero el encanto de éstas reside en la galería de monstruos y seres que aparecen, como decís.
Me uno a Thor para recomendar Tropic Thunder, realmente buena.
Y a ver si le vais a dejar la reseña de El Caballero Oscuro a Anti-Enti y la liamos parda.
Osukaru: a ver picajosín, vamos con tus picajosidades. Lo de Superagente 86 depende de como te caiga Carell. Si no lo aguantas, pues no veas ninguna peli suya y en paz. Es una posición muy respetable, y nosotros la adoptamos con según que individuos (aunque ni Tom Cruise impedirá que veamos Tropic Thunder). Eso sí, te pierdes "Pequeña Miss Sunshine", que es una pequeña joyita ;). Sobre el Che, no eres picajoso, aunque podrías, bien bien (¿y qué es eso de hacernos caso sólo en ALGUNAS cosas? Indigno!). Sobre Wall- E, trascribimos: es el guión más inteligente visto en un cine, desde Ratatouille. Es decir, que el último guión a ese nivel de inteligencia que vimos fue el de Ratatouille. Intentaba ser un piropo al film de Remy y a Pixar en general, querido samurai ;). De Kung Fu Panda y Hellboy, pues que prácticamente estamos de acuerdo, ¿no? Ay, este samurai, que se pone bravo con el comienzo del curso :p
Thor: que no te des cuenta de los doblajes...eso es bueno, así que habla bien de los dobladores.
Dark Phoenix: Obviamente, si hablamos de Gerard había que mentarte de alguna manera. Siendo tu amante es inevitable hacerlo...el mentarte, claro. Y con Nim no te pierdes nada, xD.
Mike Lee: Tropic Thunder la acabaremos viendo (los dos, porque una entidad ya lo ha hecho, y ha flipado). Y del Caballero...espera un poquitín, ya verás qué hay preparado.
Un bacione chavales, grazie! ;)
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