martes, 28 de octubre de 2008

Reflexiones de la vida cotidiana

A través del reluciente cristal de la cafetería alcanza a ver una panorámica de la calle en la que pasó su infancia. A pesar de su vista maltrecha, consigue vislumbrar a lo lejos una pequeña tienda de la que salen unas jóvenes risueñas que bromean y analizan detenidamente los modelitos del escaparate. En ese preciso instante, regresa a su mente la imagen del antiguo local de ultramarinos que se encontraba en ese mismo lugar, aunque ella bien sabe que hace muchos años que ya no está. Es más, ella aún vivía por la zona cuando el señor Felipe decidió retirarse y vender el negocio. Sin embargo, disfruta recordando, no sin cierta nostalgia, las tardes pasadas allí cuando todavía era una niña, mientras su madre charlaba con doña Josefina acerca de las últimas noticias del barrio o chismorreaban sobre los nuevos vecinos. Por su parte, ella se contentaba con entrar a la trastienda e investigar entre las latas y cajas de comida, soñando con ser ella un día la dueña del local. Entonces podría comer siempre que quisiera esas galletas que tanto le gustaban.

El claxon de un coche le devuelve a la realidad. Una realidad que en estos momentos la sitúa a un lado de una pequeña mesa de un bar vacío, aunque su mente se encuentre a años luz. Desgraciadamente, los sonidos de la calle hacen que ésta también regrese a la actualidad. Vuelve a analizar detenidamente entonces todo lo que la rodea y con su mirada atraviesa el parque, en el que ahora están sentadas las muchachas que vio antes. Al observarlas con detalle advierte algo extraño en sus rostros. Ese exceso de maquillaje las delata en su mentira. Se da cuenta entonces de que son aún unas niñas y se asombra ante las ropas y peinados que llevan. –Estoy anticuada-, piensa para sus adentros, en un intento de convencerse a sí misma de que de que eso es ahora lo normal, aunque mantiene la esperanza de que en ese grupo no esté su nieta Alba. Qué disgusto tan grande se habría llevado.

Continúa mirándolas y siente una punzada de impotencia al ver como se ríen de un anciano vagabundo que camina con dificultad hacia un banco vacío. En ese preciso instante su rabia e indignación la desbordan. Está harta. Decide hacer frente sus propias mentiras y se convence de que eso no puede ser normal. Es más, no debe serlo. Se considera una ilusa por mantener su confianza en la juventud, por seguir pensando que no todos los chavales son unos desgraciados que no tienen respeto por nada ni por nadie. Ya se lo decía su querido Luis: -Cuidado cuando salgas, que los jóvenes de hoy en día te roban el bolso sin que te des cuenta.- Pero ella siempre mantuvo las esperanzas de que al menos unos pocos demostraran esa humanidad que en el fondo ella siempre creyó que tenían. Hasta ahora. Se había cansado de escuchar en la radio noticias sobre actos viles y crueles, casi siempre cometidos o apoyados por jóvenes. Estaba harta de pensar que aquel chico del metro no le cedió su asiento por mero despiste, o de que el hecho de que el hombre que le robó el bolso a su hermana Luisa de un tirón por la calle solo tuviera 17 años no era más que una coincidencia, o una consecuencia de unos padres despreocupados, como solían decir en las tertulias de la televisión.

Nuevamente, un fuerte sonido la rescata de su ensimismamiento. Esta vez se trata de una puerta que se cierra bruscamente. Es la puerta de la cafetería en la que está sentada, por la que acaba de entrar una señora que le es extrañamente familiar. En ese preciso instante levanta la vista hacia el reloj de la pared y recuerda que su cita era hacía una hora. Vuelve su vista entonces a la mujer, que cambia su mueca de cansancio por una de alivio al verla y exclama: - Antonia, ¿llevas mucho esperándome? Ella, que poco a poco regresa a la realidad, miente a su amiga, sonriendo. Una sonrisa que, sin embargo, no consigue ocultar el cansancio de su mirada.



2 comentarios:

Gaby dijo...

Vaya Entigirl, me gustan tus reflexiones cotidianas. :)

Las Entidades dijo...

Gracias Gaby;)Se supone k se trata de un relato derivado de la foto k lo inspira.Ciaooo