viernes, 18 de diciembre de 2009

Vida en Polvo: Una brisa de calma


Desperté desorientado, mirando alrededor para poder ubicarme. Sólo recordaba imágenes sueltas de lo que había ocurrido. Un señor con bigote y sombrero de copa. Una voz femenina. El olor a pólvora. La suavidad del pelo de mi anciano compañero. Retazos que no conseguía unir.

- Ya te has hecho bastante el remolón, ¿no, Jimmy?

Destapé el lugar donde me encontraba, para reencontrarme con aquella voz familiar. La luz de una bombilla algo gastada se colaba por la rendija que había descubierto. Después de tanto tiempo en la oscuridad, costaba mucho habituarse a ella.

- ¡Venga, dormilón!

De pronto, la rendija se fue haciendo más y más grande, hasta que me di cuenta de que estaba completamente al descubierto. Ella se reía al verme acurrucado en mi caja de cerillas, tapándome los ojos con el algodón que me habían colocado a modo de almohada. Poco a poco fui habituándome a aquella luz, hasta que al final pude incorporarme y verla de nuevo. Aquella mota que había visto en Navidad, estaba ahora delante de mí, mirándome de manera traviesa.

- No sabes qué haces aquí, ¿verdad? Ay, Jimmy … Patrón ha movido cielo y tierra para poder encontrarte. No sabíamos que serías tan escurridizo …
- ¿Encontrarme a mí? – dije, balbuceando debido al frío polar que todavía calaba mis motas de polvo - ¿Pero…?
- Es a lo que Patrón se dedica, Jimmy. Nos busca, nos cuida y después... llegamos a un acuerdo. Realmente salimos todos ganando, viendo lo…
- ¿”Nos busca”? Quieres decir… ¿motas de polvo?
- No, Jimmy, no “motas de polvo”. Nos busca a nosotras, a las que somos, en cierto modo, “distintas”. No somos muchas, como puede que hayas comprobado.

Tenía razón. En sus viajes, siempre me había llamado la atención lo silenciosas que eran mis compañeras de viaje. Daba igual el lugar, de todas las motas con las que había intentado hablar, ninguna me había respondido algo coherente … salvo ella.

- Pero venga, Patrón quiere verte, que ya has dormido más que suficiente – dijo, haciéndome un guiño.
- ¿Por qué …?- comencé a formular la pregunta que tanto me había atormentado durante todos estos meses.
- ¿Por qué te llamé “Jimmy” aquella noche?- completó ella- ¿Acaso no te ha ocurrido nunca que ves a alguien, sin importar quién o qué lo rodee, y te llama la atención entre el resto? Aquella noche te vi, y sabía que tenías algo, que no eras como las otras. ¿Lo de Jimmy? Bueno, es que realmente tienes cara de Jimmy.

Nunca había sabido lo que era ruborizarse hasta ese momento. Mi habitual tono grisáceo se tiño de una tenue luz rojiza, y agaché la mirada hacia el agrietado suelo de madera.

- Por cierto. – siguió ella, buscando mi mirada – Mi nombre es Alice.

Levanté la cabeza y esbocé una pequeña sonrisa.
- Tienes cara de Alice.

Ella también sonrió y se acercó a mí, rozando las partículas de mis labios. Yo cerré los ojos. De repente, una voz a mis espaldas nos interrumpió:

- Buenos días, querido Jimmy. Es hora de que saldemos cuentas, mi pequeño amigo.



3 comentarios:

Dark Phoenix dijo...

Bieeeeeeeeeeeen!!! Jimmy ha vuelto!!!
qué mono él, capaz de sonrojarse y todo... a mí me dan unas ganas de achucharlo... ^^

Me alegra mucho ver el retorno de las aventuras de la pequeña mota de polvo. A ver qué pasa con Alice y Patrón. ;)

PRIME!!

Jimmy dijo...

Gracias, jo ... Espero que te sigan gustando tanto :)

Dark Phoenix dijo...

Siempre me seguirán gustando tus aventurillas, Jimmy... eres tan... tierno y remonísimo!!! ^^