Decir que el microblogging ha devorado poco a poco lo que antes se conocía como sana y rica “Blogosfera”, es casi que quedarse corto. Esa blogosfera que, como el cine español o la neurona de Frank Miller, vivía siempre en una perfecta y autocomplaciente crisis, ha cedido kilómetros de terreno en favor de la brevedad e inmediatez que proporcionan redes como Twitter o Facebook. No hay más que echar un vistazo a los antaño blogueros empedernidos Entifans, o a nosotros mismos, para comprobar que muchos han decidido chapar el negocio en busca de pastos más verdes, o sencillamente, han dejado el blog esperando a verse con fuerzas de retomarlo en el futuro. Otros, simplemente, lo dejan porque no tienen tiempo material para sentarse una hora a escribir batallitas. Nosotros somos el mejor ejemplo de esto último.
Y es perfectamente lógico y normal que todo esto haya pasado, y esté pasando. El denominado microblogging ofrece una serie de ventajas de las que el clásico Blogger adolece y adolecerá per sempre:
- La inmediatez con la que puedes actualizar: no necesitas devanarte los sesos pensando y meditando un post que refleje todo lo que opinas sobre un tema de actualidad. Si algo ocurre, puedes mostrar tu opinión, favorable o desfavorable, con pocas palabras y en cuestión de segundos.
- La difusión se amplifica por infinito: se ha pasado de escribir en lugares protegidos por una “falsa intimidad” (ya que, por más que pretendas que tu blog sea íntimo y personal, desde que está en la red es para ser leído por uno más, con lo que se hace añicos el punto de partida), en la que uno crea su “micro-cosmos”, que puede ser disfrutado por una o doscientas personas al día, a escribir microfrases que dan la vuelta al mundo y crean efectos mariposa por doquier en menos que un artista español destroza un tema de Nirvana.
- La brevedad de opinión: íntimamente ligado con el primer punto. Al ser medios para los cuales, la inmediatez es su principal virtud, no puedes construir una disertación sobre las virtudes y defectos de, por ejemplo, las medias de rejilla. A lo más que alcanzarás será a escribir: “Las medias de rejilla me molan porque me dan un toque distinguido y salvaje. A otras les queda fatal. Ugh” Fin. Adiós matices. Hasta siempre, amiga profundidad.
- La cercanía con personas a las que, de otro modo, costaría mucho acercarse. Para blogueros como nosotros, resulta todo un placer y avance poder desbarrar vía Facebook o Twitter con la gente que comenta en “Las Entidades' Universe”, sin tener que ceñirnos estrictamente al tema que trate determinado post. Y, desde luego, a nivel de celebrities, permite una cercanía y de igualdad de condiciones que nunca habíamos tenido tan al alcance de la mano. Por ejemplo, ya no es tan descabellado como podría suponerse, que Hugh Jackman comente que se ha comido un ñú y a la madre de Bambi de desayuno como preparación para el rodaje de “Lobezno 2”, alguien le pregunte si el ñú estaba en su punto, y Hugh responda que un poquito más de sal no le habría venido mal. Cosas así suceden cada día en las redes sociales. Y lo hemos asumido como lo más normal del mundo.
Y he aquí el problema. O mejor dicho, los problemas de una herramienta tan poderosa como es Twitter. La base de por qué, en estos momentos, es una fuente de información periodística casi tan utilizada como la Agencia EFE o Europa Press. El sustento de lo que, en la actualidad se ha dado por llamar “Periodismo 2.0”.
Antes, que personas como Nacho Vigalondo, Alex de la Iglesia, Arturo Pérez Reverte o Alejandro Sanz escribieran en sus blogs o artículos de opinión lo que se les cruzara por la cabeza, era tomado por los medios de comunicación y el mundo en general, como una mera anécdota sin importancia. Desbarres de la celebridad en su coto de caza privado y particular. Ahora no. Con el paso a las “micro-opiniones”, el coto de caza ya no es, ni particular, ni desde luego, privado.
- La inmediatez con la que uno puede opinar, lleva a que se escriban opiniones en caliente, que bien meditadas, seguramente cambiarían en posteriores declaraciones. El problema es que ya queda escrito a fuego. Si a Jordi González se le calienta la lengua y suelta un “Telebasura tu p*ta madre, guapa” a una mera seguidora de Twitter, o Buenafuente llama “gilipollas” a otro, ya pueden pedir perdón a todos los santos, que lo dicho, dicho queda.
- La difusión amplificada conlleva que una sencilla opinión sobre cualquier tema en concreto, mejor o peor expresada, llegue a todos los rincones del globo. Véase el cómo un desafortunado comentario de Bisbal sobre el caos en Egipto se convierte en tema del momento durante días, llegando incluso a publicarse como noticia en prensa escrita (más desafortunado era su comentario que rezaba “en la actualidad existe demasiada libertad de expresión” y no se convirtió en evento nacional, oye). Una frase desafortunada (porque el muchacho no es tampoco un sesudo analista político) que, si la hubieran cazado durante un “Sálvame Deluxe” cualquiera, no habría disfrutado de semejante popularidad.
- El peligro de la brevedad. Los matices, los términos medios, las zonas grises se diluyen en favor de la opinión en bruto, del blanco o el negro. En “Las Entidades' Universe” tenemos más que clara la máxima de “mejor que sobre que no que falte”. Los Enti-Awards dan fe. Sin embargo, en Twitter o Facebook esto no puede ser aplicable. Así que uno opina lo mejor que puede con las armas de las que dispone. O, sencillamente , bromea sin contextualizar. Y ZAS, llega “El Holocausto fue un montaje” de Vigalondo y se arma la marimorena. Y ya puede disculparse el director chorrocientas veces, y aclarar otras tantas lo que quería decir con esa frase, que esas cinco palabras le dejan sin su blog de “El País”. Cinco palabras le privan de la herramienta con la que podía haber aclarado mil veces y cien más sus inofensivas intenciones al escribirlas.
- La cercanía también hace que muchas personas se confíen y se lo tomen como si Twitter fuera una tasca de bar y el obligado respeto hacia cualquier persona se les hubiera olvidado en otra chaqueta. Y en esos momentos, los deslices son inevitables, pues el ambiente predispone a que de los dedos de cualquiera puedan surgir auténticas barrabasadas que, sin el cálido anonimato que Internet proporciona, ni se asomarían a nuestro cerebro. Obviamente, si a estos cuatro factores se les añade una pizca de falta de cerebro y/o modales, el efecto de cada uno se quintuplica.
Las redes sociales son el mejor invento del ser humano desde que David Cantolla, Luis Gallego y Guillermo García inventaran a Pocoyó. Entiman y Entiwoman son los que menos podrían despotricar al respecto. Pero, como siempre, sólo serán beneficiosas si el mundo las usa con cabeza. Lástima que eso escasee tanto a día de hoy. Y más aún en los medios de comunicación. Unos medios en los que, de un tiempo a esta parte, 140 letras son más importantes que 140 heridos de guerra. Y demasiado a menudo.
Ya no está de moda escribir. Ni mucho menos, es de recibo tener la calma y paciencia de sentarse a teclear, divagando acerca de temáticas diversas hasta que las neuronas no den para más. No hay tiempo de nada, todo se requiere para antesdeayer y los blogs en los que sus autores curran como animales para tener listo un texto con el que alimentar a sus fieles durante horas, y crear debate mediante el toma y daca de los comentarios, cada vez son menos. Raro es el post que pasa de los 20 comentarios a día de hoy. Estamos más pendientes de otras cosas. De si el uno ha comentado mi estado, de si el otro ha respondido a mi réplica, de si tengo un comentario en la foto, o de que debo plantar sandías en mi Cityville para derrochar popularidad. Ya leeremos el tochal después. Y, si hay muchas ganas, comentaremos. Que va a ser que no, porque no hay tiempo. Y nos perdemos así los interesantes posts de gente como Oneyros (cuyo blog ha cumplido años recientemente), como Pedro Angosto, o como los ya clásicos e incansables Yogur, Jotacé, Conner o Mike Lee. Pero claro, son más de 140 caracteres. No hay tiempo.
Pues se echa de menos, ¿para qué os vamos a engañar? Nos chifla trollear en Twitter para conseguir que Jota y su sueño culero sea noticia 2.0. Nos pirra escribir estados surrealistas en el feisburl, y ver cómo la gente lo redondea con sus desbarres. Pero el escribir parrafadas de extensión infinita y opiniones contrapuestas de cuando en cuando, el poder participar en eventos como el BCD o el día de las RCLTG (que, aunque parezca mentira, unen a la blogosfera y renuevan anualmente las ganas de muchos por volver a bloguear), el gusanillo que entra por el estómago al ver nuevos comentarios, el debut de algún incauto que se deja caer de casualidad por la bitácora ... se extraña. Y no son entretenimientos excluyentes. Pero claro, la brevedad es tan cómoda ... Y 140 letras exigen tan poco esfuerzo ... Y, ¡vaya, ya toca recaudar las monedas del Restaurant City!
Y es perfectamente lógico y normal que todo esto haya pasado, y esté pasando. El denominado microblogging ofrece una serie de ventajas de las que el clásico Blogger adolece y adolecerá per sempre:
- La inmediatez con la que puedes actualizar: no necesitas devanarte los sesos pensando y meditando un post que refleje todo lo que opinas sobre un tema de actualidad. Si algo ocurre, puedes mostrar tu opinión, favorable o desfavorable, con pocas palabras y en cuestión de segundos.
- La difusión se amplifica por infinito: se ha pasado de escribir en lugares protegidos por una “falsa intimidad” (ya que, por más que pretendas que tu blog sea íntimo y personal, desde que está en la red es para ser leído por uno más, con lo que se hace añicos el punto de partida), en la que uno crea su “micro-cosmos”, que puede ser disfrutado por una o doscientas personas al día, a escribir microfrases que dan la vuelta al mundo y crean efectos mariposa por doquier en menos que un artista español destroza un tema de Nirvana.
- La brevedad de opinión: íntimamente ligado con el primer punto. Al ser medios para los cuales, la inmediatez es su principal virtud, no puedes construir una disertación sobre las virtudes y defectos de, por ejemplo, las medias de rejilla. A lo más que alcanzarás será a escribir: “Las medias de rejilla me molan porque me dan un toque distinguido y salvaje. A otras les queda fatal. Ugh” Fin. Adiós matices. Hasta siempre, amiga profundidad.
- La cercanía con personas a las que, de otro modo, costaría mucho acercarse. Para blogueros como nosotros, resulta todo un placer y avance poder desbarrar vía Facebook o Twitter con la gente que comenta en “Las Entidades' Universe”, sin tener que ceñirnos estrictamente al tema que trate determinado post. Y, desde luego, a nivel de celebrities, permite una cercanía y de igualdad de condiciones que nunca habíamos tenido tan al alcance de la mano. Por ejemplo, ya no es tan descabellado como podría suponerse, que Hugh Jackman comente que se ha comido un ñú y a la madre de Bambi de desayuno como preparación para el rodaje de “Lobezno 2”, alguien le pregunte si el ñú estaba en su punto, y Hugh responda que un poquito más de sal no le habría venido mal. Cosas así suceden cada día en las redes sociales. Y lo hemos asumido como lo más normal del mundo.
Y he aquí el problema. O mejor dicho, los problemas de una herramienta tan poderosa como es Twitter. La base de por qué, en estos momentos, es una fuente de información periodística casi tan utilizada como la Agencia EFE o Europa Press. El sustento de lo que, en la actualidad se ha dado por llamar “Periodismo 2.0”.
Antes, que personas como Nacho Vigalondo, Alex de la Iglesia, Arturo Pérez Reverte o Alejandro Sanz escribieran en sus blogs o artículos de opinión lo que se les cruzara por la cabeza, era tomado por los medios de comunicación y el mundo en general, como una mera anécdota sin importancia. Desbarres de la celebridad en su coto de caza privado y particular. Ahora no. Con el paso a las “micro-opiniones”, el coto de caza ya no es, ni particular, ni desde luego, privado.
- La inmediatez con la que uno puede opinar, lleva a que se escriban opiniones en caliente, que bien meditadas, seguramente cambiarían en posteriores declaraciones. El problema es que ya queda escrito a fuego. Si a Jordi González se le calienta la lengua y suelta un “Telebasura tu p*ta madre, guapa” a una mera seguidora de Twitter, o Buenafuente llama “gilipollas” a otro, ya pueden pedir perdón a todos los santos, que lo dicho, dicho queda.
- La difusión amplificada conlleva que una sencilla opinión sobre cualquier tema en concreto, mejor o peor expresada, llegue a todos los rincones del globo. Véase el cómo un desafortunado comentario de Bisbal sobre el caos en Egipto se convierte en tema del momento durante días, llegando incluso a publicarse como noticia en prensa escrita (más desafortunado era su comentario que rezaba “en la actualidad existe demasiada libertad de expresión” y no se convirtió en evento nacional, oye). Una frase desafortunada (porque el muchacho no es tampoco un sesudo analista político) que, si la hubieran cazado durante un “Sálvame Deluxe” cualquiera, no habría disfrutado de semejante popularidad.
- El peligro de la brevedad. Los matices, los términos medios, las zonas grises se diluyen en favor de la opinión en bruto, del blanco o el negro. En “Las Entidades' Universe” tenemos más que clara la máxima de “mejor que sobre que no que falte”. Los Enti-Awards dan fe. Sin embargo, en Twitter o Facebook esto no puede ser aplicable. Así que uno opina lo mejor que puede con las armas de las que dispone. O, sencillamente , bromea sin contextualizar. Y ZAS, llega “El Holocausto fue un montaje” de Vigalondo y se arma la marimorena. Y ya puede disculparse el director chorrocientas veces, y aclarar otras tantas lo que quería decir con esa frase, que esas cinco palabras le dejan sin su blog de “El País”. Cinco palabras le privan de la herramienta con la que podía haber aclarado mil veces y cien más sus inofensivas intenciones al escribirlas.
- La cercanía también hace que muchas personas se confíen y se lo tomen como si Twitter fuera una tasca de bar y el obligado respeto hacia cualquier persona se les hubiera olvidado en otra chaqueta. Y en esos momentos, los deslices son inevitables, pues el ambiente predispone a que de los dedos de cualquiera puedan surgir auténticas barrabasadas que, sin el cálido anonimato que Internet proporciona, ni se asomarían a nuestro cerebro. Obviamente, si a estos cuatro factores se les añade una pizca de falta de cerebro y/o modales, el efecto de cada uno se quintuplica.
Las redes sociales son el mejor invento del ser humano desde que David Cantolla, Luis Gallego y Guillermo García inventaran a Pocoyó. Entiman y Entiwoman son los que menos podrían despotricar al respecto. Pero, como siempre, sólo serán beneficiosas si el mundo las usa con cabeza. Lástima que eso escasee tanto a día de hoy. Y más aún en los medios de comunicación. Unos medios en los que, de un tiempo a esta parte, 140 letras son más importantes que 140 heridos de guerra. Y demasiado a menudo.
Ya no está de moda escribir. Ni mucho menos, es de recibo tener la calma y paciencia de sentarse a teclear, divagando acerca de temáticas diversas hasta que las neuronas no den para más. No hay tiempo de nada, todo se requiere para antesdeayer y los blogs en los que sus autores curran como animales para tener listo un texto con el que alimentar a sus fieles durante horas, y crear debate mediante el toma y daca de los comentarios, cada vez son menos. Raro es el post que pasa de los 20 comentarios a día de hoy. Estamos más pendientes de otras cosas. De si el uno ha comentado mi estado, de si el otro ha respondido a mi réplica, de si tengo un comentario en la foto, o de que debo plantar sandías en mi Cityville para derrochar popularidad. Ya leeremos el tochal después. Y, si hay muchas ganas, comentaremos. Que va a ser que no, porque no hay tiempo. Y nos perdemos así los interesantes posts de gente como Oneyros (cuyo blog ha cumplido años recientemente), como Pedro Angosto, o como los ya clásicos e incansables Yogur, Jotacé, Conner o Mike Lee. Pero claro, son más de 140 caracteres. No hay tiempo.
Pues se echa de menos, ¿para qué os vamos a engañar? Nos chifla trollear en Twitter para conseguir que Jota y su sueño culero sea noticia 2.0. Nos pirra escribir estados surrealistas en el feisburl, y ver cómo la gente lo redondea con sus desbarres. Pero el escribir parrafadas de extensión infinita y opiniones contrapuestas de cuando en cuando, el poder participar en eventos como el BCD o el día de las RCLTG (que, aunque parezca mentira, unen a la blogosfera y renuevan anualmente las ganas de muchos por volver a bloguear), el gusanillo que entra por el estómago al ver nuevos comentarios, el debut de algún incauto que se deja caer de casualidad por la bitácora ... se extraña. Y no son entretenimientos excluyentes. Pero claro, la brevedad es tan cómoda ... Y 140 letras exigen tan poco esfuerzo ... Y, ¡vaya, ya toca recaudar las monedas del Restaurant City!
12 comentarios:
¡¡¡¡PRIMEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!
Luego comento con la profundidad que requiere el asunto, que tengo una salida a la presentación del Triatlón de Valencia. A ver si no la lío parda. Ays.
PS: ¡¡Pocoyóoooooooooo!!
No me gustaba facebook pero desde lo de mi padre es una forma más de evasión y hay días en que casi es una necesidad el alcahuetear lo que escriben los compañeros o escribir yo mismo lo primero que me viene a la cabeza, pero no lo cambio por el blog, de hecho principalmente uso el FB para anunciar los nuevos posts porque nunca he sido ni seré de hablar de cosas personales ni exponerme e fotos.
Curiosamente yo cada día tengo más ganas de escribir y hasta el blog se me queda pequeño. Luego que me lean o no, comenten o no, es otro tema, que lógicamente la interacción es lo que da vida a un blog y hay ocasiones en las que poniendo unas pocas fotos con poco texto se reciben muchos comentarios y otras en las que sueltas una parrafada y apenas parece que haya produccido reacción en nadie (Menos mal que mi blog siempre se ha basado en lo visual ;p). De todas maneras, con que alguien se ría o se sorprenda con el post ya me doy por satisfecho, que a fin de cuentas es lo único que busco.
PD: Soy mega fan de Pocoyó ^__^
Gran post y gran reflexión, por cierto ;)
DP: esperamos su comentario profundo con ansia. Pero primero céntrese en desempeñar el trabajo por el que le pagan, por favor.
Yogur: a nosotros tampoco nos hacía mucha gracia en un principio lo del feisbuc. Bueno, a Entiwoman sí, pero ella es la pionera de todas las redes sociales, xD Entiman pretendía usarlo para promocionar el blog, pero, entre que en Italia era lo que todo el mundo usaba para estar al día y amoríos cósmicos, acabó enganchado. Y Entigirl ha tardado en caer, y sin embargo, ahí está ahora, en las 3 redes más celebérrimas. Lo que nos ha pasado con el blog es que, en este año se han juntado MUCHAS cosas que impedían darle al monstruo la regularidad que se merece él y os merecéis vosotros. No por falta de ganas o temas, sino que ha sido la falta de tiempo para escribir algo coherente. Eso y el enganche a las redes, claro, xD. Por supuesto, podríamos habernos dedicado este tiempo a poner vídeos de youtube o imágenes graciosas a cascoporro, pero no es lo que nos gusta ni nuestra marca de casa. En fin,mejor parar que nos enrollamos, y todo queda bien explicado en el post, xD.
Yogur: y del dibujo no dices nada? Cagoen...
Gracias a los dos, y en especial a Yogur por el extenso aporte ;)
Yo soy uno de los afectados por el pájaro azul. Hace unos años tenía un vasto imperio bloggeril que fue víctima de un verano en el que me pasaron demasiadas cosas, una crisis de creatividad y unos estudiios que cada vez me agobia(ba)n más. Y allí estaba twitter. Con él podía escribir sin necesidad de pensar un largo desarrollo para cada idea, podía poner varias cosas seguidas sin que la primera de ella cayese en el olvido y, sobre todo, podía publicar de forma breve con una variedad temática mayor que la de mi blog(incluso, porque yo en mi blog ponia cualquier cosa que me pasase por la cabeza...pero en twitter incluso hablo de mi día a día y cosas personales que no le importan a nadie y aún así tengo la necesidad de escribir). No tenía que reservar una parte de mi día para actualizar, simplemente abro twitter diez minutos, actualizo y ya puedo dedicarme a lo que deba o me apetezca hacer fuera de internet. Así que me fugué con twitter abandonando a blogger en una cuneta. Mi blog quedo solo, seco, triste, pálido y ojeroso, pudriéndose en uno o varios rincones de internet. Mi tórrido romance con twitter me llevó a conocer otros parajes, como mi anteriormente repelido tuenti, el cual ahora tolero porque me permite subir fotografías bizarras y dibujos psicodélicos que recojo de diversos lugares de la red y al mismo tiempo comunicarme con mucha gente que se pasa el día metida en esa red social. Pero no todo era perfecto con twitter. Mi vena bloggera luchaba por salir como un zombie en una tumba de granito, y no podía limitarme a cortarla como si fuese un emo en horas bajas. Traté de contenerla, pero seguía luchando. La descargué en mi tablón de tuenti, pero me di cuenta de que tuenti no está hecho para cosas como ésa. Finalmente, me uní a un blog con otros amigos que también tenían la necesidad de exponer sus inquietudes en más de ciento cuarenta palabras, pero sin abandonar twitter. Esta bigamia twitter-blogger me da fuerzas. Twitter me da pequeños momentos de satisfacción día a día, o cuando sea que tenga el ordenador y me apetezca escribir lo que sea. Mi pequeño blog compartido me da esos momentos de amplio desahogo que de vez en cuando necesito para dar rienda suelta a las ideas que surgen por mi antigua adicción total a blogger.
Por cierto, lo de la neurona de Frank Miller ha sido genial.
Interesante post y un fenómeno curioso y a la vez preocupante para la bloggosfera. ¡Y muchas gracias por la mención!
¡Saludos, Entis!
Mr. Entidades, la verdad es que no tengo ni Twitter ni Facebook, solo tengo mi humilde blog sobre cine, en el cual esta invitado a pasar las veces que quiera y cuando quiera, un saludo y muy buena reflexion.
Panmios: las épocas en las que ocurren varias cosas, tanto a nivel profesional/estudiantil como a nivel personal, son las principales enemigas de Blogger. Es la principal causa por la que much@s le ponemos los cuernos con redes sociales varias, llámense Twitter, Tuenti, Feisbuc, o incluso Tumblr, que lleva unos años pegando fuerte por lo mismo, porque con subir una foto has cumplido con tu actualización internetera. Así de inmediato. Pero, como bien dices, Blogger es una amante fiel, uno de esos amores platónicos que no puedes sacarte de la cabeza por mucho que la ignores, y que, cuando lo necesites, estará para ti. Y, desde que hay un hueco, siempre se acaba encontrando tiempo para escribir alguna que otra chorradilla. Lo de la neurona de Miller es tan genial como tristemente real.
Mike Lee:Hombre, preocupante ... es un fenómeno sin más. Que aquí somos 4 gatos los que nos devanamos los sesos pensando en ello, xD
Belknap: antes que nada, bienvenid@ a este oscuro y adictivo rincón de la blogosfera, esperamos que sea de tu agrado. Y tu blog será humilde, pero también muy interesante y exquisitamente documentado. Un placer dejarnos caer por allí. Y, por favor, no somos Mr. Entidades. Como poco, "sus excelencias Las (el artículo es importante) Entidades"
Merci a todos por vuestros elaborados comentarios. Siejque, con Entifans así ...
Yo he descubierto las claras virtudes de Facebook y Twitter (los cuales tengo hermanados, lo que va al primero sale también en el segundo) de tal manera que mi selección de titulares diarios que llamo Chaca-Links está mayormente por ahi, quedando el blog para videos (que siempre lucen mejor grandecitos) y opiniones varias de lo que leo y/o veo.
Chacal: lo sabemos, que te seguimos por todas partes ;) Ese sería el sistema ideal de convivencia pacífica entre redes sociales y blogs, pero claro ... la una tienta con cosas que la otra no podría ofrecer por mucho que se esforzara. Ambas opciones son tan complementarias como adictivas.
Gracias por el comment ;)
Pues sí, muy buena reflexión... No es que me sienta muy identificado en cuanto al uso de las redes sociales (apenas toco Facebook y sigo sin acercarme a Twitter), pero está claro que desde hace un par de años vi languidecer las visitas al blog... y de ahí mi propio abandono paulatino.
Y es que muchos días ves los 40 y tantos posts pendientes de leer y vas a los rapiditos y simplones para descartarlos rápidamente... Y los que tienen chicha se quedan, y se quedan, y se quedan... y a veces ni te los lees.
Merrick: bien por ti, que no has caído en sus garras, esa suerte que tienes, xD. Lo que comentas es el mismo perro con distinto collar: pasamos de leer los posts sesudos y largos porque nos sacamos antes de encima 4 cortitos y que vayan al grano. No tenemos tiempo ni de leer ni de comentar, eso por descontado. Así iniciamos la reacción en cadena del bloguero que escribe, no recibe comentarios, deja de escribir, migra a otros intereses, deja de comentar en blogs, otro bloguero lo dej porque ya recibe menos comentarios ... y así hasta el infinito.
¡Un abrazo y gracias por dejarte caer por aquí, paquidermo!
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